Apliqué labial rojo en mis labios, guardé el espejo y el labial en mi bolso, y saqué mi perfume para rociarlo en mi cuello y las puntas de mi cabello. Me miré en el espejo y sonreí.
Hermosa.
—Ok, veamos si entendí bien —comentó Ino después de salir del cubículo del baño y acercarse a los lavabos—. Itachi te envió un texto anoche diciéndote que Sasuke le había contado sobre ustedes y que prefería mantener distancia contigo. Y Sasuke te llamó también anoche para decirte que sabía lo de Itachi porque él mismo se lo había comentado, y que no quería saber nada más de ti.
Ino enjuagó el jabón de sus manos y luego me miró con una expresión interrogante.
Peiné mi cabello nuevamente.
—Es correcto —respondí sin preocupación alguna, pensando en que tal vez tenía un problema con mi cabello o que simplemente era demasiado vanidosa.
—¿Y ahora qué harás?
—Nada. ¿Qué quieres que haga? Al final, son ellos los que se pierden de estar conmigo. No me importa lo que piensen de mí, porque al final con ninguno de los dos tenía algo serio, solo era algo casual.
—Pero te gustaban. Si mal no recuerdo, dijiste que llamaste a Sasuke el día que salió con la porrista esa.
—Lo llamé por mi propio orgullo. Es obvio que esa tipa no me llega ni a los talones. Supongo que me molestó que se fuera con ella antes que conmigo. Como sea, tarde o temprano vendrán a mí. Mírame cuando te digo que lo harán, eso es seguro.
Ino sonrió.
—Eso es obvio, pero ¿tú qué quieres? Vamos, uno de los dos tiene que gustarte más que el otro. Por algo dejaste a Sasori.
—Me gustan ambos. No puedo decidirme por uno. Terminé con Sasori porque estaba cansada de jugar a los novios. Sasori es lindo, pero no lo suficiente para llenarme. Creo que lo que quiero es disfrutar y no pensar en que tengo que quedarme con uno solo. Al final, yo hago lo que quiero y con quien quiero.
Dicho esto, tomé mi bolso y salí del baño con Ino siguiéndome a nuestra siguiente clase, donde Menma ya me esperaba en la butaca que compartíamos. Ino besó mi mejilla y caminó hacia su lugar.
—Así que Ino sigue en su plan de ignorarme —comentó Menma una vez que me senté a su lado.
—¿Y qué esperabas? Te acostaste con la profesora, Menma. Eso es inapropiado.
—Necesitaba un maldito diez. No me juzgues. Además, Kurenai está muy bien. Ino debe entender que primero está lo importante.
—Pues acostúmbrate a no tener a Ino a tu lado y disfruta lo que te quede con Kurenai. Espero que te deje mucho.
Menma sonrió con arrogancia.
—Claro que dejará mucho: buenas notas y buenos momentos.
Ambos comenzamos a reír hasta que Kurenai entró al salón de clases. De ahí, el día pasó entre historia, matemáticas y muchas otras materias.
A la salida, Menma, como era costumbre, me llevó a casa. Al entrar, no había nadie. Subí a mi recámara, me cambié de ropa y pasé el resto de la tarde viendo series hasta que escuché la puerta del otro lado del pasillo abrirse. Miré mi reloj.
Naruto había llegado.
Me puse de pie rápidamente, aseguré la puerta de mi habitación y me mordí el labio inferior mientras mi corazón latía con fuerza. Cerré los ojos y me deslicé lentamente hasta el suelo, ocultando mi rostro entre mis rodillas.