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Por Sasuke

Le di una última calada a mi cigarro antes de apagarlo en el cenicero. El mesero trajo a la palapa las bebidas que habíamos ordenado unos minutos antes. Le pedí que dejara las bebidas sobre la mesa, ya que todos se habían ido a nadar o a jugar a la orilla del mar. Tomé mi mojito, bebí un poco y descansé mi espalda en el camastro.

Acomodé mis lentes de sol cuando noté que Hinata se aproximaba.

—¿Por qué no vienes a nadar? El agua está deliciosa —dijo, mientras el agua escurría por su cuerpo. Hinata se veía realmente bien; su bikini blanco resaltaba su belleza. No era una mujer poco atractiva, eso era obvio. Por eso, en el pasado, la había elegido a ella entre muchas otras chicas para ser mi primera novia oficial. Tal vez solo tenía que esforzarme un poco para atraer nuevamente la emoción que me provocaba estar con Hinata cuando éramos más jóvenes.

Aunque en mi mente solo podía ver a Sakura y en mi corazón solo estaba ella, intenté hacerme a la idea de que lo mejor para mí sería superarla y darme una nueva oportunidad. Así que, aunque no me agradaba la idea de ir a nadar con ella y el resto de los chicos, hice un esfuerzo. Sonreí y estiré mi brazo hacia Hinata. Ella sonrió y tomó mi mano. Me puse de pie y, sin soltar nuestras manos, caminamos juntos hacia la orilla del mar, donde, según los sabios melancólicos, uno puede dejar ir todo lo que lo atormenta y el océano se lo llevará.

Cuando el agua hizo contacto con mi piel, deseé que se llevara todos los recuerdos que tenía con Sakura... los buenos y malos momentos. Supongo que confié en lo dicho por los sabios melancólicos y esperé que así fuera.

Un año después.

Mi miembro entraba y salía de la húmeda y cálida vagina de Hinata. Sus pechos rebotaban con cada estocada, jadeando mi nombre una y otra vez. Mordí mi labio inferior cuando sentí el hormigueo acumularse en mi vientre. Aumenté el ritmo hasta que finalmente llegué al orgasmo. El sexo matutino era una rutina que teníamos desde hacía varios meses.

Salí de su interior, me puse de pie y con mucho cuidado me quité el preservativo, hice un nudo y lo arrojé al bote de basura.

—¿Comemos o cenamos juntos? —cuestionó, colocándose su bata de seda y arreglándose el cabello.

—Cenamos. Hoy tengo una reunión con un gobernador a la hora de la comida. Itachi espera que lo convenza para demoler un centro recreativo y construir en su lugar un centro comercial —expliqué mientras me dirigía al baño para tomar una ducha. Hinata entró al baño un par de minutos después.

—Verás que lograrás convencerlo. Perdona si no te acompaño en el desayuno, pero hoy tengo una cita en el estudio. Espero que me den el trabajo como conductora principal en ese nuevo programa de espectáculos —dijo, tomando su cepillo de dientes.

—También te irá bien. Eres buena en lo que haces y ellos se darán cuenta de que eres la mejor opción para el trabajo.

—Espero que sea así. Mi padre está seguro de que elegir ciencias de la comunicación en lugar de administración de empresas es el error más grande que pude cometer. Quiero demostrarle lo contrario.

Sonreí al escucharla. El agua tibia cayó sobre mi cuerpo, empapándome al instante. Cerré los ojos y recordé las veces que Sakura me dijo que debía dejar de intentar demostrar a mi padre lo bueno que era y empezar a hacer las cosas que yo creía eran buenas para mí.

—Deja de intentar demostrar a tu padre lo buena que eres y empieza a hacerlo por ti. Cuando eso suceda, empezarás a disfrutar lo que haces —dije, esparciendo el champú en mi cabello.

—Tienes razón. Intentaré que así sea. Eres tan sabio, siempre me das buenos consejos. Por eso te amo tanto. Ahora iré a ver que tu desayuno esté listo para cuando bajes y después vendré a darme una ducha. Te deseo suerte con el gobernador.

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