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Por Sakura.

Desperté gracias al tono de llamada entrante en mi celular y lo primero que vi al abrir mis ojos fue el perfecto rostro de Sasuke. Su respiración era pausada y lenta, dormía plácidamente. La parte superior de su cuerpo estaba descubierta. Mordí mi labio inferior y, al levantar la sábana, no pude resistir las ganas de pasar mi mano por su trasero.

Joder, el tipo está como quiere, de eso no hay duda.

—Si no dejas de tocarme así, voy a tener que castigarte como lo hice anoche.

El recuerdo de Sasuke masturbándome mientras el miembro de Itachi llenaba mi boca vino a mi mente como un vendaval. Detuve lo que estaba haciendo con su trasero, no por miedo, sino porque mi celular nuevamente estaba sonando.

Me puse de pie rápidamente, tomé la camisa de Itachi del suelo y me la puse. Busqué mi teléfono dentro de mi bolso y salí de la habitación.

Miré la pantalla para ver quién llamaba.

Naruto.

Mi corazón latía aceleradamente y la culpa me inundó, pero traté de alejar aquel sentimiento, pues al fin y al cabo yo estaba haciendo lo que él tanto me pedía.

Olvidar el pasado y pintar un futuro.

Ignoré la llamada, apagué mi celular y me dirigí a la cocina, donde Itachi se encontraba preparando lo que parecía ser el desayuno.

—Buen día, ¿cómo dormiste?—me preguntó una vez que me senté en uno de los banquillos de la isla.

—Bien, gracias... aunque estoy algo adolorida. Nunca me imaginé ser tan flexible.

Itachi comenzó a reír mientras le daba la vuelta a los panqueques.

—Es maravilloso lo que se puede hacer con el cuerpo humano cuando está completamente relajado. Confieso que en lo que va de mi vida nunca había tenido una experiencia tan... increíble como la de anoche, y nunca pensé que mi hermano menor formaría parte de eso.

—Es increíble lo que eres capaz de hacer cuando estás jodidamente excitado.

Ambos comenzamos a reír. Itachi me sirvió un poco de fruta y dos panqueques. Me acercó la miel y un vaso de jugo.

—Estás vestido.—dije al notar que llevaba ropa diferente a la de ayer.

—Puedo estar desnudo más tarde para ti si es lo que quieres, pero no podía preparar el desayuno con el miembro colgando de un lado a otro. Bajé a mi departamento por algo de ropa y me di una ducha.—explicó después de tomar un trago de su taza de café.

Corté uno de los panqueques en pequeños trozos y los bañé con miel; metí un pedazo a mi boca mientras movía mi cuerpo en reacción a lo rico que estaba.

—Siempre me he preguntado: ¿cómo es que un hombre tan ocupado como tú cocina tan bien? O sea, siempre creí que eras del tipo de Sasuke, ya sabes, el que prefiere ordenar algo o esperar a que las domésticas preparen algo.

—Pues yo era del tipo de Sasuke, pero después de que me enteré que no volvería a jugar, el terapeuta me recomendó buscar una actividad que mantuviera mi mente alejada de malos pensamientos. Pensé en pintar o escribir, pero ninguna de las dos opciones dio buenos resultados. Así que mi nana me recomendó la cocina y así fue como aprendí a cocinar. Me mantiene ocupado y, después de un largo día en la oficina, puedo disfrutar de un delicioso platillo elaborado por mí.

—Otra vez alardeando de tus habilidades culinarias.

Sasuke hizo acto de presencia. A diferencia de Itachi, perfectamente vestido con unos jeans de mezclilla y una camisa azul celeste arremangada, Sasuke solo vestía un pantalón de pijama, dejando su pecho descubierto. Itachi le sirvió el desayuno mientras Sasuke tomaba asiento en el banquillo a mi costado.

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