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Indra succionó mi pezón izquierdo al tiempo que acariciaba mi seno derecho, aumento el ritmo de la penetración al tiempo que marcaba mis senos, se había vuelto costumbre en él dejar enormes marcas rojas en mi cuerpo las cuales tenía que cubrir con maquillaje o enormes sudaderas, llegué al orgasmo un par de minutos después.

Jadeando dije su nombre, Indra apretó con fuerza mis muñecas, llevo una de sus manos a mi botón para comenzar a acariciarlo sin detener la penetración, mordí mi labio inferior, giré el rostro, mis gemidos eran tan sonoros que seguramente las empleadas podían escucharlos en cualquier rincón que se encontrarán dentro de la casa, volví a llegar al orgasmo está vez acompañada de Indra quien derramo se esperma dentro de mí.

Él beso mi mejilla, mis labios para después salir de mi interior, su semilla comenzó a derramarse manchando seguramente las sábanas, Indra se puso de pie para después dirigirse al baño.

El sexo por la mañana se había vuelto costumbre en él al igual que derramar su esperma dentro de mí.

Oi el agua de la regadera correr, Indra se estaba bañando, yo me puse de pie, me diriji al closet para buscar de entre mis cajones principales las pastillas anticonceptivas, tome la correspondiente al día, con una toalla húmeda limpie mi sexo y entre pierna para después colocarme un pantalón de chandal y un top blanco, las manchas rojas en mi pecho y cuello eran sumamente visibles pero le di poca importancia pues estaba dentro de casa y solo las empleadas podían verme.

Sali de la habitación para después dirigirme a la cocina principal, las empleadas estaba en lo suyo cuando entré, ellas cuestionaron lo que deseaba desayunar.

—Yo me prepararé, ustedes sigan con sus cosas.— de la nevera tome una papaya y una charola de fresas.

Pedí que me facilitarán una tabla para picar y un cuchillo, de las estanterías tome un tazón grande, miel y granola, lo coloque a un costado de todo lo demás que ocuparía.

Comencé a picar la fruta, trate de imaginarme en diez años más, preparando ocasionalmente el desayuno para mis hijos mientras estos corrían por toda la cocina con la niñera detrás de ellos, Indra tomando café sobre la barra sin apartar la vista del celular siempre pendiente de sus finanzas, sonreí ante la idea, tal vez....en algun momento él dejaría atrás la miseria de su pasado, el dolor de sus secretos y podría disfrutar la vida sin drogas y excesos.

Quise imaginar por un momento como sería una vida así, quise creer que sería posible...aunque fuera solo por un mínimo momento...quise creer.

—Asi que ya arreglaste tus problemas con Indra— la voz de Asura me trajo de regreso al mundo real.— te rindes fácilmente.

Él se encontraba frente a mi al otro lado de la barra, le miraba fijamente con una risa burlona dibujada en el rostro, pude sentir como recorrió cada marca visible en mí.

—No deberías estar en tu departamento o buscando donde mal invertir el dinero de tu padre o tu hermano.—Dije en un tono de fastidio pues yo estaba jodidamente molesta con Asura quien habia organizado las fiestas en mi ausencia porque si, dieron fiestas llenas de chicas, alcohol y drogas.

—Soy Õtsusuki, el dinero también es mío, puedo gastarlo como quiera y dónde quiera, Indra me pidio que me quedara en su casa un tiempo.

—También irás a la luna de miel si es que me llegó a casar con tu hermano, todo el tiempo estás aquí, al principio era agradable tenerte cerca pero ahora comienza a ser un puto fastidio.

—¿Aún estás molesta por las fiestas?...Sakura debía ayudar a mi hermano, el estaba hecho mierda por culpa de tu primo, tenía que levantar su ánimo de la forma que a él más le gusta, celebrar sin razón alguna.

COLORSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora