Por Sakura.
Salí de la entrevista con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. La reunión con la agencia de modelos había sido un éxito total. Dijeron que enviarían mi perfil como propuesta a diferentes marcas y que se comunicarían con mi representante... un representante que Indra había contratado para mí con anterioridad.
Soy consciente de que Indra está haciendo muchas cosas por mí, pero por más que le pido que no lo haga, insiste en que solo se preocupa por mí. Dice que su mayor deseo es que yo sea feliz. Bueno, pues... yo también deseo lo mismo.
—El otro día... faltaste a la cita —comentó Sasuke mientras revisaba los ejercicios que me había dejado dos días atrás.
—Sí... tuve una entrevista de trabajo —respondí nerviosa de que mis respuestas fueran erradas. En verdad había hecho mi mejor esfuerzo para resolver los ejercicios.
—¿Trabajo?... ¿Cómo es que...
—No, no, no. Lo que pasa fuera del bucle se queda ahí, ¿recuerdas? No debemos mezclar nada.
—Perdona... pero tú iniciaste contándome sobre tu entrevista. Tú lo olvidaste primero.
—Oh, es verdad... No volverá a pasar. Ahora dime, ¿qué tal están las respuestas? ¿Lo hice bien?
Sasuke sonrió de medio lado.
—Tuviste algunos errores, pero ya no son tantos como antes. Estás mejorando —dijo entregándome la libreta.
—Bueno, eso es fabuloso considerando que eres un pésimo profesor —bromeé mientras echaba un vistazo a las correcciones que Sasuke había hecho.
—Yo podría decir lo mismo de ti. Eres una pésima alumna —Sasuke tomó un mechón de mi cabello y jugó con él entre sus dedos.
Recargué mi codo sobre la mesa en el rincón de la biblioteca, apoyé mi mejilla sobre la palma de mi mano y le sonreí.
—¿Lo soy, una pésima alumna? —pregunté en voz baja mientras sentía cómo mi corazón palpitaba con fuerza. Siempre era así.
—No, no lo eres.
No era un "te amo", solo un "no", pero ese "no" causó un gran revuelo en mi interior.
Mi vida era usualmente monocromática, pero cuando Sasuke estaba cerca, se volvía una linda paleta de colores.
..........
Mi cabeza me dolía horrores, sentía mucha ansiedad e incluso tenía escalofríos. Me recosté en mi cama e intenté dormir un poco para tratar de aliviar mi misterioso malestar, pero no funcionó.
Comencé a sentirme desesperada, así que me puse de pie, tomé mi bolsa, un abrigo y salí de casa sin que mis tíos se dieran cuenta. Pedí un taxi y cuando llegó, le indiqué al chofer la dirección de la casa de Indra.
—Debiste llamar. Yo hubiera ido por ti, no había necesidad de que tomaras un taxi. No lo vuelvas a hacer, es peligroso, Sakura.
Dijo Indra mientras nos dirigíamos a la sala recreativa.
—Yo... creo que debo pedir a mis padres un auto.
—Sí, eso es mejor. Dime si no te lo dan... yo tengo muchos autos arrumbados en casa de mi padre. Él me regala uno cada vez que termino un semestre. ¿Te ofrezco un té helado?
—Por favor —dije casi con desesperación. Era extraño, pero en verdad disfrutaba beber mi té helado mientras conversaba con él. Tal vez solo eran las charlas lo que disfrutaba—. Yo... sé que no es de buena educación preguntar, pero he pensado mucho y... ¿qué tan rico eres?