Wen ShanShui salió de la casa, se despidió del anciano y bajó las escaleras de la entrada. Todo estaba mal allí, su cabeza no dejaba de dar vueltas y vueltas en lo mismo, pero las respuestas no llegarían de manera sencilla. Justo cuando la tensión de su pecho se estaba calmando, se escucharon cajas caer con fuerza y vidrios romperse. Al mismo tiempo, desesperados gritos inundaron el lugar.
—¡Maldito ladrón, devuélvelo enseguida! ¡Maldito sinvergüenza!
Cansada, una mujer intentaba perseguir muy en vano a un muchacho que llevaba su cabeza cubierta con una tela negra.
—¡Ladrón, devuélvelo! ¡Alguien que lo detenga! —gritó, con el aire que sus envejecidos pulmones le permitieron tomar.
El joven cultivador se alertó por los gritos, sus reflejos eran buenos y su fuerza lo era aún más. No iba a sacar la espada para luchar, tan solo se puso en medio del camino y, con un movimiento de manos y pies, logró frenar por completo el correr del muchacho.
—Lo que estás haciendo no es correcto, devuelve lo que sea que hayas robado —dijo con severidad.
El muchacho asustado intentó esquivar a Wen ShanShui, sin embargo, al no tener éxito y notar que sería retenido, elevó su pierna con intención de patearlo lejos. El maestro vio esto y dejó que lo hiciera, colocando antes una barrera protectora en esa zona, por eso, igual de sólido que una roca, no se movió en absoluto. Por otro lado, el chico sí que salió afectado, sintió cómo su pierna recibía un escalofrío y fuerte dolor que lo hizo caer al suelo; fue como haber pateado una pared.
—¡Maldito seas, me has roto la pierna! —exclamó, adolorido.
—Fuiste tú el que me golpeó primero. Si golpeas, debes esperar ser golpeado.
La anciana llegó a la escena muy agitada, le propinó una patada al muchacho y exclamó:
—¡Tú, maldito ladrón! Ya estoy cansada de ustedes, mendigos asquerosos. Robando el trabajo de los demás. —Le escupió y arrebató el saco que le había sido robado—. Como si trabajáramos para ustedes, sucios ladrones. Puedes morir y pudrirte en la calle.
Luego de lanzar varias palabras más, se dio la vuelta para mirar a Wen ShanShui, solo que su rostro había cambiado al ver ese semblante apuesto y tranquilo.
—Muchas gracias, joven cultivador. Toma, una parte es para ti. —Entregó algunas monedas con amabilidad, cosa que contrastaba con las venas que todavía saltaban en su frente.
Wen ShanShui recibió las monedas en su mano, y justo cuando la anciana se daba la vuelta para abofetear al muchacho, él la frenó.
Entendía el enojo que podía sentir por la situación, pero ya era demasiado.
—Señora —llamó—, el chico ya recibió suficientes golpes. Creo que ha aprendido la lección.
Mientras eso transcurría, todos los que caminaban por la zona formaron un círculo para ver el espectáculo. La mujer, al ver tantos ojos y opiniones ajenas sobre ella, chasqueó la lengua. Sentía evidente vergüenza, no quería quedarse allí, así que se dio la vuelta y se fue a un paso rápido.
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Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》
Fantasy❀DISPONIBLE EN AMAZON❀ You YuMo, un chico sin muchas preocupaciones y proveniente de una aldea remota, ve como su vida da un giro completo al cruzar su camino con Wen ShanShui, un maestro reconocido y respetado de la Academia del Palacio Tian. Desde...