Llegada la madrugada, ambos seguían sentados en el carro que los llevaba de regreso al palacio. La tranquilidad de los campos era como una medicina para la mente, sin barullo, uno podía viajar con libertad entre los pensamientos.
Wen ShanShui no había conseguido pegar un ojo en todo el camino por intentar comprender lo ocurrido en el XuanYa. Sus ojos estaban caídos, sin el brillo que los caracterizaba; ya no parecían amables, sino intranquilos.
You YuMo, por otra parte, gracias a una linterna que duró largas horas, había estado la noche entera leyendo los sellos mágicos y talismanes; eran aquellos que Wen ShanShui tenía guardados. Intentó trazar en el aire lo que allí ponían, mas no sabía si lo hacía bien o mal. A pesar de que todo estuviera tranquilo en sus alrededores, el aura tensa se sentía. No era de extrañar, puesto que Wen ShanShui actuaba demasiado frío, o mejor dicho, indiferente. You YuMo había acumulado varias preguntas en su cabeza durante ese tiempo, algunas que no se animaba a expresar debido a su miedo de molestar.
Los sellos y talismanes tenían formas especiales para cada ocasión, para crear fuego, para crear ráfagas de viento, para protección, sellar criaturas o para crear luz. ¿Por qué un sello de agua podía ser tan diferente a otro del mismo elemento? Era claro que alguien creó esos garabatos, los ancianos que tenían un cultivo superior, ¿cómo se les ocurrían? ¿Comprender las leyes del cielo y la tierra los ayudaba en esto? You YuMo hizo una mueca de duda, desde sus labios no salían más que suspiros preocupados.
Tras mirar al hombre junto a él, sus ojos se entristecieron. Wen ShanShui estaba tan afectado que incluso su posición había dejado de ser elegante, iba abrazando con fuerza sus piernas. Su cabeza estaba enterrada entre sus rodillas, como si estuviera escondiéndose del mundo, o como si no hubiera ya una salida.
Quería ayudarlo, pero, ¿qué podría decirle? ¿De qué serviría que él dijera algo? ¿Acaso sanaría la herida? Nada traería a esas personas. Las familias de esos jóvenes pensaban que ellos estaban en un lugar seguro y especial. Había muchas cosas que querían explicar y no tenían respuestas concretas. Para añadirle sal a la herida, la reina podría estar tras esos extraños sucesos. Aquello, de hecho, era algo casi seguro. Después de todo, era quien se encargaba de la Zona Final, ella y su grupo secreto.
Brevemente, el carro se detuvo en la entrada de la capital. El hombre que lo manejaba bajó y se acercó a los pasajeros.
—Cultivadores, hemos llegado. Y, bueno, no es que sea gratis el viaje —se burló, abriendo y cerrando su mano.
—¿Qué? ¡Usted se ofreció a traernos! —reclamó You YuMo, aun sobre el carro—. Tampoco parece necesitar mucho dinero —agregó.
—Ah... Aun si no lo necesito, no está de más un poco de dinerillo. Además, piensa, si yo no los hubiera traído, nadie más lo habría hecho. Estarían viajando en medio de la nada ahora mismo. Ayer fue un día estresante y caótico, ¿no creen que merezco una recompensa por eso?
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Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》
Fantasy❀DISPONIBLE EN AMAZON❀ You YuMo, un chico sin muchas preocupaciones y proveniente de una aldea remota, ve como su vida da un giro completo al cruzar su camino con Wen ShanShui, un maestro reconocido y respetado de la Academia del Palacio Tian. Desde...