Capítulo 33 - Viejo amigo.

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 Luego de un parpadeo, You YuMo volvió a la realidad, al mundo real

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Luego de un parpadeo, You YuMo volvió a la realidad, al mundo real.

Como era de esperarse, estaba otra vez en las celdas del laboratorio. Junto al cadáver de He Ping, quien ahora comenzaba a desintegrarse poco a poco.

Los fantasmas podían compartir recuerdos, pero si He Ping estaba allí, ¿por qué no se mostraba? ¿Quizás no había un fantasma en realidad? Lo más probable era que el cuerpo de He Ping solo fuera una cáscara de recuerdos, por lo que ahora ya vistos por la persona indicada, solo le quedaba desintegrarse por completo y desaparecer.

Él tampoco sabía la respuesta, lo único que logró hacer fue entregar una leve reverencia. Al hacer esto, observó con más atención. Entre la ceniza que caían, había dos piedras rojas. Sus pupilas se encogieron y de un momento a otro las agarró. No dejaría que FengHuang las viera primero.

—Gracias, viejo He Ping.

Su espalda se erizó cuando escuchó los suaves pasos de alguien por detrás.

—Yo... Antes podía... hechizos de, ¡fuego! Especializado... Ahora... he aprendido... Más hechizos, pero... no recuerdo... quién me enseñó.

You YuMo frunció el ceño.

—¿Qué me vas a hacer?

—Ya lo dijeron... Te convertiré, ¡en! Una zajiao... Por suerte... Mi amo me había regalado... Esa comida... para cuando necesitara una nueva zajiao. —FengHuang señaló al frente, y allí, You YuMo vio a dos personas en el suelo—. ¡¿Q-qué...?! ¡Maestro Wei De, maestro Sheng ZhiGuang! —exclamó aterrado.

Ambos maestros estaban amordazados; sus manos y pies también estaban atadas. No podían moverse más que como gusanos en su lugar.

—¿Los conoces...? —preguntó FengHuang—. No pasa nada, ya no los recordarás... Y te los comerás. —Le sonrió acariciando su cabello.

—¡No! ¡Espera! ¡Ellos no han hecho nada malo! ¡Déjalos en paz!

—Ehh... No puedo... Es tu comida... Para cuando despiertes... Si es que despiertas.

You YuMo mordió su labio inferior hasta hacerlos sangrar de la rabia.

—¡Maldita sea!

—Deja de llorar... No importa... Ya verás... —continuó, moviendo ahora sus manos medio derretidas.

—¡¡No, espera!!

FengHuang lanzó a los ancianos adentro del círculo. Ambos comenzaron a gritar y pedir auxilio, pero por culpa de la tela que bloqueaba sus bocas solo pudieron escucharse desagradables gemidos cargados de terror. Luego lanzó dos bestias medianas, atadas y adormecidas.

You YuMo ya había sido amarrado por completo en la piedra y no podía hacer nada para ayudarlos. Solo podía mirar y esperar lo peor.

Luego de acomodar de manera adecuada todo el lugar, como si fuera un escenario para alguna clase de obra callejera muy desagradable, FengHuang se fue alejando poco a poco, recitando los hechizos hasta salir del círculo.

Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora