Capítulo 32 - Prisionero de la verdad.

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 Sintió cómo el frío de la hoja atravesaba el pecho

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Sintió cómo el frío de la hoja atravesaba el pecho. Aunque la estocada no había sido en un lugar crítico, reduciría sus movimientos de manera notable. El dolor era muy fuerte, parecía nublar su visión, sin embargo, Yi Hen se dio la vuelta de manera veloz, y de un solo movimiento certero, clavó su lanza en el pecho del soldado que lo había malherido primero.

Todavía tenía la hoja incrustada en el pecho cuando se percató de que otro soldado se acercaba, pero su objetivo no era atacarlo, sino quitar esa espada de allí. Claro que Yi Hen se defendería y no permitiría que algo así fuera a pasar con tanta facilidad. Si ese soldado fuera a sacar la espada de su pecho, se desangraría. No aguantaría mucho de pie si eso sucedía.

Aunque quiso mantener sus pies firmes en el suelo, algo raro comenzó a marearlo. Cuando lo notó, ya era demasiado tarde. La espada con la que había sido atacado estaba envenenada.

El soldado con el que estaba peleando se sorprendió de su suerte y quitó rápido la hoja incrustada en su enemigo.

Aturdido por el dolor, Yi Hen apretó los labios. El movimiento había sido veloz, al igual que la caída de su sangre. Sin embargo, no parecía querer rendirse todavía. Sin previo aviso, ese hombre también fue víctima de su lanza.

Yi Hen se volteó a gran velocidad una vez más, a toda prisa sacó un sello desde sus mangas. Juntó sus manos y liberó una cantidad exorbitante de energía espiritual sobre él, luego tocó su herida que no dejaba de sangrar. Sus cejas se contrajeron y sus labios se apretaron. Dolía como el infierno, incluso no pudo evitar vomitar una gran bocanada de sangre. Sin embargo, parecía confiar bastante en su poder y en lo que hacía. Lo que Yi Hen había utilizado era un hechizo al que llamaba "curación provisoria hasta el final del tiempo", era algo muy eficaz que congelaría el estado de su herida, al igual que el veneno. No obstante, este hechizo tenía una gran desventaja.

Un hechizo como ese, duraría hasta que se agotara la energía espiritual de quien lo usara. Lo que significaba, en pocas palabras, que aquel consumiría cada gota de energía para "congelar en el tiempo" de la herida.

Cuando la energía espiritual de quien lo utilizaba se acabara, entonces la herida seguiría el proceso normal de cicatrización, pero a una velocidad en extremo más rápida. En este caso, aquella era demasiado grande, quizá, cuando la energía espiritual de Yi Hen se terminase, ya no habría más que hacer para recuperarla por culpa del veneno. Solo le quedaría morir.

El problema era que Yi Hen ya había estado una noche completa luchando, y no hacía mucho, le había brindado a You YuMo una buena cantidad. Nunca llegó a recuperarse por completo de esa ocasión, por lo tanto, su energía se estaba agotando.

El hombre de ojos dorados reveló una sonrisa.

—Si voy a morir, entonces que sea una muerte digna de mí.

Aunque haya dicho esas palabras tristes de su propia vida, Feng Baoshi corrió por detrás. No había podido llegar a tiempo, con tantos interponiéndose, tantos que caían y tantos que atacaban, su vista se había perdido en repetidas ocasiones. No había podido defender sus espaldas como había prometido. Aunque corriera hacia él, no sabía nada sobre ese hechizo que congelaba el tiempo de la herida. Feng Baoshi solo pudo ver que Yi Hen había dejado de sangrar, no era nada extraño que un gran cultivador como él pudiera cerrar una herida así de rápido, por lo que no sospechó nada.

Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora