Capítulo 35 - Amanecer.

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 Feng Baoshi corrió hacia el exterior del salón, allí, multitudes de caballos y hombres con armas se acercaban, dos hombres mayores al frente, uno de ellos, su propio padre

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Feng Baoshi corrió hacia el exterior del salón, allí, multitudes de caballos y hombres con armas se acercaban, dos hombres mayores al frente, uno de ellos, su propio padre.

—¡Padre Tian Feng! —gritó casi llorando—. Padre Tian Feng, gracias a los cielos estás aquí también.

—Al fin llegaron, creí que nunca llegarían —aportó Tian LiuYun.

Tian Feng, un hombre algo canoso, de ojos amarillentos, muy similares a los de Feng Baoshi, observó a su hermano.

—Hemos llegado por fin, lamento la demora —saludó él—. Algo nos envolvió en un camino sin salida, era probable que fuera algún truco mágico del enemigo, ¿tienes alguna idea de lo que era?

Pronto, Feng Baoshi inclinó su cabeza:

—Sí, padre, como deduce. Era un truco enemigo. El camino era bloqueado debido a una barrera mágica, un bucle; una vez ingreses en una así, no podrás escapar, a menos que su creador muera, o decida retirarla.

Al mismo tiempo en el que Feng Baoshi informaba, Tian Guang, un hombre muy bien vestido, al igual que el resto de los reyes; de ojos caídos y largo cabello gris. Chasqueó la lengua, luego movió sus riendas, ya que, igual que Tian Feng, iba sobre un caballo grande y elegante.

—Creí que estaríamos corriendo por siempre en ese mugroso lugar.

—No perdamos el tiempo con tonterías —expuso Tian LiuYun—. Ya podremos charlar si sobrevivimos —Luego de decir esto y darles la espalda a sus hermanos, agregó—. Sea como sea, me alegro de verlos bien.

Tian LiuYun estaba más asustado que sus hermanos. Si el enemigo lograra atravesar el bosque, estaban perdidos, mucha gente sufriría. Por lógica, no daría mucho lugar a saludos y conversaciones. Ahora que los trillizos se habían vuelto a juntar, por fin era hora de contraatacar.

Por otro lado, bastante lejos, y al mismo tiempo a una velocidad extraordinaria, You YuMo corría sin parar hacia alguna parte. Quería llegar lo antes posible a la zona de batalla, solo que no podía ir y luchar solo. Era una bestia ahora, una muy poderosa, aunque, aun así, no creía poder hacer mucho en esa forma. Después de todo, el ejército de Tian Huo era enorme. Quería probar algo, algo que seguramente le daría resultado.

Mientras You YuMo corría en una dirección diferente, Wen ShanShui y los demás tuvieron un momento para descansar gracias a que el pelotón enemigo se había retirado por un momento. La razón era por supuesto desconocida y además muy extraña, era probable que se estuvieran preparando para un próximo ataque, o más bien, no había dudas de ello. En ese momento, sin embargo, se alegraron de poder descansar, beber agua y comer algo en la carpa. Además, Yi Hen por fin podía ser tratado de manera propia con hechizos curativos, algunos cultivadores ayudaron con los demás heridos, mientras que varios soldados cambiaron sus armas.

Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora