Capítulo 21 - Laboratorio.

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 Gritaba y reía desenfrenado, animaba a sus soldados, era como ver una tormenta desatarse dentro de una persona; el problema era que esa tormenta no eran gruesas gotas de agua, sino una tempestad sangrienta

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Gritaba y reía desenfrenado, animaba a sus soldados, era como ver una tormenta desatarse dentro de una persona; el problema era que esa tormenta no eran gruesas gotas de agua, sino una tempestad sangrienta. Sus hombres no dudaron en comenzar a matar y destrozar todo lo que tuviera el símbolo de Tian. Los soldados de dicho reino, al ver semejante escena ante ellos, aterrados y sin saber qué hacer, salieron despavoridos, corrieron como locos pidiendo ayuda a los cielos. Por más que corrieran, el ejército de Tian Huo los superaba en número, y, al cabo de pocos segundos, entre medio de vítores terroríficos, fueron alcanzados y asesinados con precisas estocadas.

La tierra tembló de nuevo, varias explosiones acompañadas de gritos se escucharon a lo lejos. Wen ShanShui y Yi Hen, que se habían vuelto a esconder, todavía no eran descubiertos, pero debían moverse de allí con urgencia.

Sin ser vistos, saltaron a la copa de un árbol para visualizar mejor lo que ocurría montaña abajo. Vieron fuego, humo y flechas que caían en picada, los gritos llegaban a oírse desde allí. Espantado, Yi Hen miró los alrededores y sus labios temblaron.

—La ciudad está en llamas. No, tiene que ser una pesadilla. Esto no es lo que se suponía debía suceder. ¿No atacaría a los reinos vecinos? —Yi Hen cayó de rodillas, agarrando su cabeza—. ¡¿Por qué demonios Tian está siendo destruido?!

—¡Yi Hen, hay flechas cayendo del cielo! ¡Debemos bajar! —Wen ShanShui se percató.

Ambos descendieron con rapidez y Yi Hen corrió en dirección a la capital. Era tanta la sorpresa que se había soltado del brazo de Wen ShanShui hacía ya un rato. En el instante que se dio cuenta, volteó y lo miró. Wen ShanShui no lo estaba siguiendo, y no lo iba a seguir.

—¿ShanShui? ¡La capital está en llamas! ¿Qué estás esperando? —exclamó, asustado.

—Yi Hen, lo siento, iré allí abajo primero. Debo encontrarlo. —Wen ShanShui le dio la espalda a Yi Hen, quien tenía las palabras atoradas en la garganta.

Él sabía que Wen ShanShui buscaría a You YuMo incluso en el mismo infierno. Era su forma de actuar, lo conocía lo suficiente como para saber cuándo dejar de insistir.

—De acuerdo. —Mostró una sonrisa comprensiva—. Me encargaré por un rato de la ciudad. Por favor, encuentra a You YuMo pronto y no demores en regresar.

—Haré lo mejor que pueda. Yi Hen, gracias, de verdad... Gracias —agradeció con honestidad.

Nada más tuvo que ser dicho, ambos tomaron caminos contrarios. Yi Hen corrió montaña abajo y Wen ShanShui entró en el hoyo provocado por la explosión.

Dentro del agujero había varias linternas de papel que apenas alumbraban el cuarto. Por suerte, y para su tranquilidad, no todo se había destruido. Estaba todo desparramado y repleto de escombros, mas todavía había cosas en pie. Sellos y talismanes por doquier, muchas matrices circulares en el suelo, así como en las paredes, amuletos destrozados. Era un desastre, un sitio que infundía malas vibras, restos de energía negativa por todas partes lo invadían. Su cuerpo le pedía a gritos que saliera de allí.

Espadas del Cielo 《Tiānkōng Zhī Jiàn》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora