El Recuerdo del Duque

IV

David llegó a casa dispuesto a hablar con su madre y detener el compromiso al que él mismo se había sometido.

-¡Madre! ¡Madre! - exclamó con un tono de voz fuerte que asustó un poco a su madre.
- ¿Qué pasa querido todo está bien? - Preguntó su madre.
- Ya no quiero casarme, necesito que detengas el compromiso.
- Pero hijo ya solo faltan un par de meses para el matrimonio.
- ¿Un par de meses? Pero no habíamos acordado la fecha aún. ¿Qué hiciste madre?
- Pensé que querrías acabar con esto lo más rápido posible y antes de que quisieras romper el compromiso la programe sin avisar, esa chica te conviene David, es la hija de un duque.
- ¡no, no me cansaré! Termina con ese compromiso tu o lo hago yo, pero no quiero casarme con alguien a quien no conozco.
- Hijo mañana es la fiesta de compromiso.
- ¡Madre! ¿Como se te ocurre planear algo sin mi consentimiento?
- Tu me dijiste que te avisara cuando todo estuviese listo, y esta misma noche pensaba hacerlo.
- Ahs madre no me venga con excusas, la noche anterior al compromiso no es avisar con anticipación.
- Perdona David pero es lo mejor.
- ¿Lo mejor para quién ? ¿Para ti?
- Para ti, ya es suficiente de este tema, te guste o no mañana es el anuncio de tu compromiso y espero que cumplas al estar aquí.

David no pudo ni responder, estaba tan enojado que decidió marcharse sin mirar atrás .
¿Como voy a casarme? ¡En qué momento se te ocurrió semejante estupidez David! Ya no puedo hacer nada para impedirlo, debo cumplir o mi palabra dejará de tener valor.
David se sentía triste, frustrado, dolido, perdido. ¡Qué hice Dios mío ! ¡Que hice!.

Katherine decidió salir de su habitación y caminar un poco en el jardín, necesitaba poner sus ideas en orden.
Quizás debes hacerte a la idea de que te vas a casar, intenta ser feliz y todo estará bien. - se decía a sí misma para creer que todo estaría bien. ¡Porque debo casarme, porque! -exclamó.
Respira Katherine, calmate, quizás no sea tan malo después de todo.

Dos semanas antes…

-Buenos días lady Beatriz, que sorpresa que esté aquí. - dijo lady Sofía al verla.
- Buenos días querida, si viene a que hablemos de nuestros hijos.
- ¿De nuestros hijos?
- Sí querida Sofía de nuestros hijos, ti hija Rose es muy encantadora y me gustaría que sea la esposa de mi hijo David.
- ¿Tu hijo está de acuerdo con esto?
- No, aun no, pero lo estará querida eso dejamelo a mi.
-¿Que estas tramando Beatriz?
- Por ahora nada querida, solo espero el momento indicado tu solo espera mi visita nuevamente.
- Tengo que hablar con mi esposo y mi hija Beatriz, aún no he dicho que si.
- Mi hijo es un duque, se que no lo van a  rechazar.
- Aún así debo hablar con ellos.
- Como gustes querida, nos vemos pronto debo irme.
- Adiós Beatriz.

Beatriz se dirijo a su casa y solo espero a que los días pasaran y pudiera hablar sobre el tema con David.

Dos semanas después..

- ¡Sofía! Que sorpresa verte. - dijo Beatriz.
- Buenas tardes querida, espero no incomodar.
- Oh, no para nada.
- Gracias al cielo que es así, vine hasta aquí para que hablemos del compromiso de Rose con David.
- ¿Eso quiere decir que aceptaron? Sabía que lo harían.
- Si, yo no estoy muy convencida con este compromiso pero mi hija desde que vio a tu hijo en la fiesta de los lankasters quedó impresionada, y esta entusiasmada por ser la elegida.
- Increíble noticia entonces, no será difícil que se enamoren, tu hija es preciosa y mi hijo es bien parecido.
- ¡Sabes bien que la belleza está en el corazón y no en el interior!.
- Lo sé mejor que nadie querida, y le enseñe a mi hijo la diferencia de la belleza y lo valioso de las personas.
- Entonces te contradice a ti misma querida.
- Se que quizás me esté equivocando por como actuó pero una cosa si te prometo querida, y es que mi hijo siempre será un caballero con Rose.
- Me parece bien, y espero que personalmente te encargue de sus cuidados, no quiero sorpresas Beatriz, si mi hija sufre a causa de tu hijo yo me encargaré de hundirlos y dañar su reputación.
- Calma Sofía, todo estará bien te lo aseguro.
- Eso espero, debo irme llevaré a Rose a la casa de modas.
- Esta bien querida, nos vemos pronto.

Actualidad.

Ya había oscurecido y David aún seguía encerrado en su despacho, estaba tan molesto aún que si no fuera por el respeto que tiene hacia Dios se hubiese embriagado, pero no podía hacerlo, él no era así.
David se retiró a su habitación, necesitaba descansar y olvidar todo aunque sea un rato.

Katherine se encontraba en su habitación mirando por la ventana, intentando adaptarse a la idea de que pronto será una mujer casada, con un caballero que no conoce y que quizás sea repelente y obstinado, decidió acostarse y el cansancio se hizo presente y quedó en un sueño profundo...

Al amanecer David despertó bastante temprano como era habitual, se preparo para bajar a desayunar, aunque no quería escuchar las habladurías de su madre sobre el compromiso.

- Buen día madre ¿Como te encuentras hoy? - dijo cortesmente.
- Me encuentro bastante bien, y espero que tu también.
- Estoy bien aunque todo esto me parece una patética idea.
- patética o no es tu futuro, así que te quiero aquí temprano y arreglado para la cena de compromiso David.
- Mejor me voy, este tema me tiene cansado. Y tranquila que aquí estaré.
- Eso espero David, eso espero.
- Adiós madre. - pronunció antes de dejar a su madre y salir casi corriendo de la casa.

David no sabía que hacer, solo sabía que debía pensar, y se dirijo rápidamente al lago, sin imaginar que podría encontrarse con una hermosa señorita en dicho lugar. David quedó paralizado, no se lo esperaba.
¿Porque hoy? ¡Esto no es posible! Calma David seguro estas soñado, solo respira y calmate. ¡Dios esto no está pasando! - se dijo así mismo para salir de su ensoñación.

Katherine despertó con la idea de salir a caminar e ir al lago a pensar un poco, dentro de unos días sería su anuncio de compromiso y necesitaba sacar todo el estrés de su mente.
Se preparo, bajo a desayunar y luego sin decir una sola palabra se marchó.

¡No puedo casarme! No con alguien a quien no conozco, no se como pero esto no pasará. - Se dijo mirando el lago y sentándose a Orillas de este.

Katherine no se percató de que alguien la observa desde lejos, unos minutos después se levantó para marcharse pero su pies izquierdo se enredo con su vestido color turqueza y brillos plateados, cuando caía al piso sintió que alguien la atrapó y no la dejó caer. Al levantar la mirada se encontró con esos ojos azules con los que había estado soñando días atrás. ¡Que ojos tan bellos! - se dijo asi misma.

- Oh lady Katherine ¿está usted bien?
¿Se hizo daño?.
- Lord David, me encuentro bien, gracias por ayudarme.
- Fue un placer lady Katherine. - dijo David admirando esos preciosos ojos color café. ¡Dios que bella es!.
- Lord David debo marcharme.
- ¿Cree usted que pueda ser posible que me acompañe un rato más?
- No lo creo apropiado Señor.
- Disculpe mi intromisión mi lady, es solo que no quisiera estar solo.
- ¿Se encuentra bien lord?
- Si, si lo estoy lady Katherine, es solo que este lugar es muy hermoso para disfrutarlo a solas.
- OK, pero solo un rato.
- Gracias.

El tiempo transcurrió y al llegar la tarde partieron camino a sus hogares, lord David acompaño a lady Katherine hasta su hogar y luego siguió su camino.
Al llegara a casa lady Katherine subió a su habitación a cambiarse y refrescarse un poco.

David no paraba de pensar en lady Katherine, sus ojos lo tenían totalmente perdido en ella...