XII

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-Tranquila mi amor te ayudaré - dijo David viendo esos hermosos ojos que tanto le encantaban. 
- ¿Mi amor? - Katherine estaba sorprendida de que la llamase de ese modo tan íntimo. - ¿Soy tu amor? - pregunto. 
-Lo eres mi bella dama, desde el primer día que te vi, tus ojos me atrayeron a ti como la corriente del mar crea las oleadas. - dijo mirándola, como amaba ver su rostro, sus mejillas sonrojada, eres hermosa.
- Creo que es inapropiado que nos tratemos tan íntimamente - dijo Katherine. - gracias por ser tan tierno, siempre quise ser tratada de esta manera - expresó con melancolía. 
-Te tratare con amor y ternura, mereces ser tratada como una reina, nunca podré coincidir en la vida con una dama tan perfecta y preciosa como tu, con un corazón lleno de los más hermosos y puros sentimientos, una dama, mi dama. - Añadio. - ¿Qué te parece si nos casamos en un par de días? De esa manera podré tenerte conmigo cada día, y te safas del imbecil de Marlon Dheanycco. 
-Me parece que es muy pronto, aunque quiera resolver el asunto de Lord Dheanycco cuanto antes, esta no es la manera correcta, debemos pensarlo bien, el matrimonio no es cualquier cosa. 
-Se que no es un asunto que podamos tomar a la ligera Katherine, y tienes razón quizás me estoy apresurado. 
-Esperemos el tiempo propicio, sabes que mi corazón te pertenece David, pero no deseo actuar por miedo. 
- Entiendo y te apoyaré en todo lo que necesites. 
-Gracias David. 
-Lo hago con amor Katherine, por lo pronto mañana iré a reunirme con Dheanycco, resolvere este asunto, deseo que te encuentres tranquila. 
-No, no vayas. No resistiría si algo te sucede, ese caballero es muy violento. 
-Todo estará bien Katherine, por ahora salgamos a pasear por el jardín. 
-Per… David coloco su dedo índice sobre sus labios impidiendole pronunciar palabra alguna, la tomo de la mano mientras ella seguía sorprendida por el gesto de David, la guío a la puerta y se encaminaron a tomar aire fresco. 
David la llevó al lago, situándose frente a ella y tomando sus manos. 
-Katherine, realmente me he enamorado de ti, como nunca antes, no se como ocurrió, ni el momento exacto pero si se que desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron y te vi derramar lágrimas, sentí deseo por protegerte, por tenerte siempre conmigo, debo confesar que soñé contigo en algunas ocasiones, quizás no sea apropiado lo que digo, pero no puedo seguir callando. - dijo sincero. 
Katherine quedó perpleja, sin saber que hacer, que decir, por un momento recordó el sueño que tuvo semanas atrás, sus mejillas no tardaron en sonrojarse, se sentía feliz, amada, protegida y solo el podía lograr esos sentimientos en ella. - Yo intente luchar contra los sentimientos que en mi crecían, no creí que podrías fijarte en mi, en una simple dama sin fortuna - dijo sincera - llegaste de forma imprevista, me socorriste, me salvaste, aun sin conocerme abriste las puertas de tu casa alojandome allí, David contigo me siento a salvo, segura, mis sentimientos con el paso de los días se tornaron fuertes y debo decir que no pensé que pasaría de un asombro, te metiste en mi corazón, esos ojos azulejos se quedaron grabados en mi mente para nunca desaparecer. 
David se sentía el hombre más feliz del mundo entero, se sentía afortunado al tenerla. Se acerco a ella acortando la distancia que los separaba y allí en su lugar favorito, en su escondite, le dio su primer beso, ese beso que atesoro en su corazón y nunca olvidaría. Minutos después se separaron, ambos estaban nerviosos, David no era conocido por ser mujeriego, y Katherine era toda una dama, en ese lugar se dieron su primer beso, el primer beso de su vida, y aunque no son expertos en el tema, se dejaron guiar por el amor que se tienen. 
-Te amo Katherine. 
-Te amo David. 
-Me haces el hombre más feliz. 
- Katherine sonrió, llamando la atención de David - hace unas semanas tuve un sueño y estas palabras fueron dichas en el. - dijo sonriendo. 
-Los sueños sí que se cumplen, espero que los míos también se cumplan. 

La magia del momento se vio interrumpida por un mal tiempo que comenzó a formarse en el cielo. 
-Debemos irnos o nos agarrara la tormenta. 
-Tienes razón, es mejor que nos demos prisa. 

Ambos se encaminaron a la mansión Lincano, poco tiempo de haber llegado la tormenta se abrió paso entre las nubes, el cielo parecía romperse..

El Recuerdo del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora