El Recuerdo del Duque

XXXI

Fue entonces donde Marlon supo que su padre le había desterrado, había maltratado a su hermano mientras a él le tenía en un pedestal por el simple hecho de hacer estado enfermo, nunca se habría imaginado los alcances de su padre, el sabía muy bien que era un hombre tosco, rudo y arrogante, trataba a las personas con superioridad sólo por tener dinero, títulos y posesiones, se creía dueño de las personas, muchos pagaron con sus vidas solo por revelarse a él. Pero el simple hecho de ver en lo que su hermano se había convertido le partía el alma, a simple vista eran idénticos pero sus corazones, sentimientos y temperamentos son muy distintos, la única forma de diferenciarlos es observando detenidamente sus movimientos, pero nadie dudaría de Sergio, nadie le conocía, nunca fue presentado en sociedad porque su padre lo mantenía trabajando para él y nunca su familia se ligaria con la servidumbre, aunque este fuese su propio hijo el viejo Duque Dheanycco, jamás lo aceptó como tal, podría ser hijo de la misma mujer que le acompañaba cada día de su vida, podría ser idéntico a su hijo moribundo, pero él siempre vio algo distinto en él, y eso solo era la crueldad que en él habitaba, esa que su mismo padre despertó desde que este era niño. 

Después de discusiones en las cuales Sergio le afirmaba que haría su vida un infierno, y pagaría por todo lo que había quitado, ese cariño al que le fue arrancado, su corazón estaba tan lleno de odio y dolor, tenía que recuperar a Katherine, debía concretar una estrategia en la cual obligarla a acompañarle, aunque quizás podría usar la caballerosidad de su hermano para lograr su cometido. Debía obligar a Marlon a decirle donde le había dejado, aunque sabía que sería una tarea muy difícil ya que Marlon se había vuelto fuerte para soportar cada paliza que le propinaba, debía idear algo que le ayudase a obtener información. 

Marlon se dirigió a la ciudad, debía encontrar cualquier información que le llevase a ella, mientras se adentra a a la ciudad en un carruaje de alquiler ya que no quería ser reconocido o visto, ya estaba cansado de fingir con todos, al llegar a la plaza donde todos paseaban y divisó el carruaje de David Lincano, ¿En que momento llegó? ¿Porque justo ahora que Katherine estaba libre?. No sabía las respuestas a sus preguntas, pero debía apresurarse a encontrarla antes de que David lo hiciera o sería demasiado tarde, se limitó a seguirle, como si de esa manera el la llevara hasta ella, pero no encontró nada que lo condujera a ella, David sólo se reunía en la cámara de lores, y con algunos inversores, un para de días después cansado de seguirle decidió buscar por su propia cuenta, pero nadie la había visto, nadie sabía de ella, excepto su hermano, ya que fue el quien la liberó. 

Marlon sentía como la vida se le iba en un hilo de respiración, ya no podía mantener el ritmo normal al respirar, sus músculos estaban entumecidos, su peor pesadilla había acabo cuando decidió dejar libre a Katherine, solo ella le importaba y si ella estaba a salvo el se sentía más que tranquilo, la oscuridad se aueñaba de él conforme su respiración disminuía. 

Sergio se encaminó a la villa donde se encontraba su hermano, debía saber donde se hallaba Katherine, ahora más que nunca. Después de un día de viaje logró llegar, con la gran convicción de que sabría donde se ocultaba. 
<<Sergio Jamás se imagino que su plan tomaría un rumbo no canalizado>>. 

Al bajar del carruaje fue directamente a los calabozos donde al abrir la puerta divisó a su hermano y se acerco a él. 

-¡Despierta!. - exclamó. Pero no obtuvo respuesta alguna. - ¡Vamos abre los ojos!. - volvió a gritar, tratando de que este reaccionará. Al ver que no obtenía respuesta se acerco lo más que pudo y noto que no respiraba adecuadamente. - ¡Marlon! ¡No te puedes morir! No sin antes decirme donde se encuentra Katherine. - decía mientras le soltaba las cadenas, y le cargaba para sacarle de ese lugar, debía llamar a un médico y no sabía que decir al respecto, esto se había convertido en un problema. 
Sergio mandó a buscar al médico, mientras trababa de encontrar una buena excusa para sus preguntas. ¡Con un demonio!. - exclamó molesto sin embargo trato de calmarse e intentar estar sereno para cuando el médico llegase.