[Como decir hasta luego] •Troy Otto•

36.

Ninguno sintió la tierra colándose entre su cabello, las advertencias de los demás o la horda que estaba pronta a llegar.

Parecía que el resto se había esfumado, el tiempo se había pausado para regalarles a ambos un momento a solas por fin. Habían pasado días enteros, interminables horas y ahora estaban juntos de nuevo.

El rifle de Elizabeth tocó el suelo y finalmente cayó, no había nada de que temer. Troy se derribó de rodillas a punto de llegar a la pelirroja y se tomó de su camiseta, observándola desde lo alto intentando creer que era real.

- ¿Eres real?- susurró, más para si mismo que para alguien más.- ¿Estás aquí?

- Estás bien.

La suave mano de la pelirroja recorrió desde el cabello del muchacho hasta su sucio rostro como si hubiera ansiado tocarlo durante toda la vida, como si ella también tuviera que asegurarse de que al fin Troy estaba con ella y no volverían a separarlos.

El abrazo fue fuerte y brusco, necesitado y lleno de emociones contenidas durante semanas enteras. Troy enterró el rostro en el hueco de su cuello y el casi imperceptible olor a vainilla por fin le llegó a sus fosas nasales indicándole que la irlandesa era completamente real y estaba ahí con él. Elizabeth tembló cuando sintió los brazos fuertes del ojiazul alrededor de su cintura, recorriendo los omóplatos de su espalda sobre la camiseta como si recordara el camino que sus manos seguían antes de separarse. 

Y luego llegó el beso, antes de que el fin se acercara y quizá también una disputa. Sus labios se encontraron con un roce de narices, Troy fue suave como si temiera encontrarse en terreno desconocido luego de tanto tiempo pero se sorprendió reconociendo aquella boca como si también fuera suya.

- Eres tú.- Troy lloraba, era poco común en él pero ya no le importaba mostrar lo que sentía frente a ella.- Elizabeth, estás viva.

- Oye, dame un minuto con él.

La voz de Nick sonaba distante, sin embargo ya se encontraba a un lado de la pareja. El moreno había intentado con uñas y dientes que Jake no interrumpiera el reencuentro, pero tarde o temprano la discusión y el caos llegaría.

Si Elizabeth estuviera cien por ciento en sus cabales, estaría apuntándole a Troy con un arma y no entre sus brazos.

Él había sido quien llamó a la horda, quien dirigía a los muertos hacia el rancho.

- Nick, Nick...mira todo lo que ha hecho.- Jake refunfuñó, intentando hacerse paso hasta su hermano antes de que Trevor intentara asestarle un puñetazo si no se apresuraba.- No hay vuelta atrás.

- ¿Puedo intentar hablarle? Si él dispara, tu también.- la respuesta de Nick fue suficiente.

Elizabeth no pudo escuchar más, pero sabía por experiencia que el silencio en medio de una discusión era malo. Troy no quería soltarla, pero sin desear separarse de él la pelirroja tuvo que girarse para enfrentar a Nick.