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Nick sabía que haberle advertido a Jake sobre la presencia de su hermano en el rancho traería problemas. El mayor de los Otto no tendría piedad con él, luego de todo lo que había hecho y de todo lo que había tenido que aguantar de Troy no lo dejaría pasar por alto una vez más.

Para Jake, era muy simple. 

Habían exiliado a Troy, y él había decidido volver a pesar de que se le había advertido y prohibido que lo hiciera. Troy Otto era una persona que siempre había ido en contra de las reglas, incluso si las reglas ponían en riesgo a tu familia y amigos. Tenía que haber alguien que le pusiera fin.

Nick observó los movimientos del conductor con cautela. De la guantera sacó una calibre recargada que reposó en su regazo, como si no fuera claro que pensaba hacer con el castaño de cabello rizado y sonrisa embaucadora una vez que lo encontraran. 

- Troy pudo haberme matado anoche.- el moreno dictaminó. Tenía que convencer a Jake de no asesinar a su hermano, no si querían cruzarse con los Nolan a mitad de camino. Quería que para cuando estuvieran los cuatro juntos, todo fuera armonía dentro del vehículo.

- ¿Por qué querría matarte?

Cierto, Jake aún no sabía que Jeremiah Otto había sido asesinado y que no se trataba de un suicidio. El muchacho tenía un corazón inmenso, sin embargo, su intelecto y su confianza ciega eran sus puntos débiles todo el tiempo y le impedían ser un buen líder. No estaba hecho de lo que su hermano o su padre, sino que su personalidad siempre se había asemejado más a la de su madre.

- No lo hizo, pero pudo haberme herido...ese es mi punto.- según Alicia, Nick era bueno para convencer a las personas y aquel era el momento exacto para demostrar sus habilidades.- Pudo haberle hecho daño a cualquiera de nosotros y no lo hizo, creo que vino realmente a advertirnos.

Jake era un hueso duro de roer justo en aquel instante. Se había mostrado vulnerable semanas antes cuando la nación todavía no era parte del rancho, inclusive Alicia en su momento le había metido ideas en la cabeza y Madison había liderado mediante él llenando su ego para que este hiciera lo que la rubia quería.

Pero ahora era como hablar con Jeremiah, tan terco como una roca.

- Cuando tenía doce, los coyotes estaban molestando al rebaño durante la temporada de cría... así que salí de caza al crepúsculo justo sobre esa colina.- el ojiclaro señaló el paisaje montañoso con el índice, aún con la mano al volante.- Y encontré un conejo, clavado al suelo y despellejado vivo.

- ¿Y que hiciste?

- Lo maté, porque es lo que haces cuando algo esta débil o enfermo.

Nick sabía que la metáfora era para Troy, que Troy era ese pequeño conejo asustado y débil en medio del desierto, esperando a que alguien le diera fin a su vida llena de malos caminos tomados. Lo que Jake no había tomado en cuenta sobre aquella metáfora era que los coyotes también eran reales, y esos eran los Nolan. El conejo era de los coyotes, y los coyotes harían lo que fuera para impedir que el cazador se acercara.

- Él no va a parar, no va a mejorar.- continuó Jake.- Yo se lo advertí.

- Jake...

- No, Nick. No seré débil esta vez, no me importa si se trata de Troy o...

- No, Jake...mira.

El castaño siguió lo que el dedo de su copiloto le indicaba frente a ellos, intentando vislumbrar algo entre la nube de polvo que el desierto estaba trayendo con ayuda de la ventisca.

Había dos cuerpos frente a ellos, ambos vestidos de negro y con unas cabelleras que desprendían destellos rojizos contra la inminente luz del sol. Los Nolan habían llegado primero pero sus motocicletas no eran seguras para atravesar la tierra, ya que si había algún muerto entre la neblina los atraparía en un solo instante. Debían haber parado para analizar la situación y ampliar las posibilidades de un camino seguro que no los mate dentro de la nube de tierra, cuando oyeron el motor de la camioneta y sacaron a relucir sus escopetas y rifles.

[Como decir hasta luego] •Troy Otto•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora