25.

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Habían separado a los pelirrojos de Troy Otto, aunque hayan estado junto a él durante la rebelión, Taka y Madison sabían que ellos no habían querido formar parte tanto como Nick. 

La habitación en donde los habían recluido estaba alejada de todos, como si ellos también fueran una amenaza. Tenían escasa agua y comida, además de ropa extra que los arropaba del frío que se avecinaba junto al invierno. Sin embargo, el frío que el miedo les producía no podía ser aplacado ni con la cobija más cálida.

Trevor continuaba repitiendo una y otra vez "él no es así", Elizabeth pensaba que estaba tratando de convencerse a sí mismo de que su mejor amigo había tenido alguna especie de brote psicótico y no le había dado espacio a la razón. Aunque los pensamientos de ambos no los dejaron pegar ojo durante la madrugada atormentándolos en sueños y pesadillas, ninguno se había animado aún a mencionar palabra de ellos.

Elizabeth sabía que era tiempo de irse, que los echarían a los tres de allí. Que Troy intentaría arreglar las cosas con ellos, aunque la dura realidad era que había condenado a ambos a la muerte en el desierto por un crimen del que no habían formado parte.

- No creo que nos lleven con él.

La voz ronca de Trevor retumbó entre las cuatro paredes. Estaban a oscuras, los indios habían barriscado las ventanas para que no pudieran saber que hora era y para que ni siquiera tuvieran el goce de la cálida luz del sol. Alicia había intentado hablarle a su amiga por entre el cerrojo de la puerta pero cuando cayeron en cuenta de eso, barriscaron la puerta también. 

- No sabemos cuanto tiempo ha pasado tampoco.- Elizabeth sollozó entre las penumbras, intentando a tientas encender un pequeño velador que les brindaba un poco de luz cuando se cansaban de hablarle a la oscuridad.- podrían haberlo colgado de un árbol y seguimos aquí.

- Ese no era Troy, no estaba pensando con claridad.

- ¿En verdad crees que es tiempo de hablar de esto?- la pelirroja negó reiteradas veces, no podían hablar de lo que había pasado aún. Necesitaban descansar, no pensar en lo que harían con ellos o con Troy. Nick sería el único que la tendría fácil, un castigo al fin y al cabo pero no peor de lo que ellos estaban pasando ahí dentro.

El pelirrojo tirito una vez más, seguramente ahora le estaba dando sombra al cobertizo en donde estaban porque el viento aulló por entre las rendijas de las ventanas como si su único fin fuera calar los huesos de ambos jóvenes hambrientos. Mientras Trevor cubría su cabeza y orejas con un gorro de lana que le habían dado, Elizabeth se resguardaba entre las cobijas intentando pensar en otra cosa que no fuera el alarmante tintineo de sus dientes temblando.

- Nos estamos quedando sin comida y agua, no tenemos luz.- enumeró el mayor, acurrucándose a un lado de su hermana para darle calor.- Este será nuestro castigo, para este entonces quien sabe que estarán haciendo con Troy.

- Troy debe lidiar con sus propios problemas, nosotros debemos preocuparnos por racionar la comida y sobrevivir todo el tiempo que tengan planeado dejarnos aquí.- ya no más lastima por Troy, si bien la imagen del castaño fornido siendo golpeado por Crazy Dog y sus secuaces le ponía los pelos de punta, no podía darse el lujo de preocuparse por él mientras ellos estaban pasándola mal también. 

- ¿Crees que nos dejarán aquí?

- No lo creo, está pasando.- Elizabeth tomó la mano de su hermano con fuerza, al menos debía agradecer que no los habían separado y podían darse el lujo de estar juntos.

- Elizabeth tomó la mano de su hermano con fuerza, al menos debía agradecer que no los habían separado y podían darse el lujo de estar juntos

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[Como decir hasta luego] •Troy Otto•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora