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- ¿Café a esta hora? deberías estar preparándote para la cena.

Elizabeth sonrió sabiendo que la persona que se encontraba a sus espaldas era Alicia. Reconocería su voz en cualquier parte, con cualquier tonalidad y con cualquier sentimiento de por medio como cuando le gritaba por haber hecho algo mal.

Al terminar de llenar hasta el tope de café la taza que traía en manos, la pelirroja se dio la vuelta enfrentándose a su amiga. Alicia estaba agotada, no sabía si había estado dirigiendo a los habitantes del rancho o luchando por la falta de agua, pero sus notorias ojeras y la espalda encorvada le indicaban a Elizabeth que había tenido un mal día.

No quería hacer lo que estaba por hacer, pero debía.

- El café no tiene horario, deberías saberlo.

- No tiene horario para ti, si yo llegara a tomar un café ahora tendría que correr directo al baño.- Alicia se permitió envolver a su amiga en brazos, era un abrazo que ambas necesitaban últimamente.- Estoy agotada.

- ¿Porque te permites liderar en lugar de Jake?- Elizabeth dejo la taza a un lado, llevando a su amiga al sillón más grande de la sala de estar.- Cuando llegamos aquí, queríamos irnos...ahora lo diriges. 

- ¿A donde quieres llegar?- Alicia notó cierto enfado en las palabras de su amiga, como si estuviera reprochándole el seguir en el rancho.

- A que todas las muertes, todos los problemas y las personas peligrosas llegaron a nuestras vidas al momento de poner pie en este lugar.

- Encontraste a tu hermano en este lugar.

- Lo se, pero...me cansé de la guerra entre humanos cuando lo que debería cansarme son los muertos que están ahí afuera.- Elizabeth le tomó la mano a su amiga, como si quisiera confesarle algo.- Pareciera que la mayor seguridad esta ahí afuera y no aquí...no lo digo por la gente de Taka, lo digo por ambos bandos.

- ¿Te irás, no es así?- Alicia clavó la mirada en el suelo, sabía que aunque su amiga pelirroja lo negara se iría en algún momento.- Lo entiendo, si eso es lo que quieres decirme.

- Alicia, la gente de Taka está recibiendo el doble de agua.- la ojimiel soltó de golpe, haciendo que ahora la mirada clara y refinada de la otra muchacha se clavara en la de ella.- Primero está el berrinche de Troy por las armas que llevó a la única persona de aquí a la que había aprendido a querer al medio del desierto a pudrirse bajo el sol, luego un niño muere de asfixia por intentar meterle un disparo a Crazy Dog y ahora estamos peleando por un recurso limitado entre nosotros...no puedo más, Al.

Alicia no sabía que decir, viéndolo de aquel modo lo más sensato sería largarse de aquel lugar del infierno de una buena vez. Elizabeth tenía completa razón, quizá estaban más seguros allá afuera antes que en un rancho que se convertiría pronto en la tercera guerra mundial. Madison, su madre, las había traído en primer lugar allí y ni ella ni Elizabeth habían tenido poder de decisión. Podrían simplemente haberles pedido que los dejen salir de la base aquel día en que todos se conocieron y no estarían ahora en aquel lío.

Pero no era así, Alicia no podía irse aunque fuera lo que más deseaba.

- Me iría contigo si pudiera, pero Nick ahora está débil y mi madre se fue. Jake cuenta conmigo porque no sabe liderar ni siquiera a su propia gente y si me voy quizá jamás vuelva a ver a mi familia.- la ojigris miro a su amiga con deseo, realmente también quería irse de allí pero jamás lo había confesado con nadie.- No hay nada que desearía más que llenar una camioneta de suplementos y largarme de aquí con mi familia, contigo y con Trevor. 

- ¿Qué hay de Jake?

- ¿Qué hay de Jake?

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[Como decir hasta luego] •Troy Otto•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora