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Los hombres de los supervisores recorrían el lugar de principio a fin, cargaban con armamento pesado y chalecos distintivos pertenecientes a su pandilla mientras avanzaban en fila por las distintas entradas de las alcantarillas. Un grupo de cuatro grandes y fornidos soldados se conglomeró en la entrada más cercana tan pronto como Víctor cambió el rumbo de las corrientes de agua de la presa.

El hombre que encabezaba la fila india levantó la mano a un lado de su cabeza para indicarle al resto de la caravana que se detuviera, además del goteo incesante de las tuberías y los aullidos de los demás grupos de supervisores, el calvo y gordo individuo creyó oír el pequeño click mortífero del seguro de un arma.

- Sorpresa, insecto.

Una cabellera pelirroja fue lo último que el soldado logró divisar antes de que su cráneo estallara en mil pedazos, la muchacha con el rostro bañado en pecas recargó su arma y volvió a resguardarse detrás de la columna en donde había permanecido escondida. Más detrás de la caravana, el último hombre que cerraba la marcha también cayó al húmedo y mohoso suelo con un agujero humeante en su coronilla. Trevor no se detuvo allí, y mientras su hermana se encargaba del segundo en la fila él se dedicó a intercambiar disparos con el ante último hasta que este cayó muerto como los demás.

- Despejado.- le informó a la Irlandesa y al muchacho de rizos castaños, quién se encargaba de esconder los cuerpos arrastrándolos detrás de las cañerías principales. 

A Troy le seguía sangrando parte de la cabeza, si bien Madison no lo había alcanzado con el martillo, la caída contra el suelo de piedra le había causado una pequeña contusión de la que aún no se recuperaba. Ninguno de los tres había tocado el tema de conversación, simplemente porque no tenían nada que decir y Elizabeth se la había pasado todo el camino por las alcantarillas llorando a mares.

Su equipaje seguía al cuidado de Nick y aunque volver a cruzar palabras con Madison no era la situación ideal dado a los acontecimientos recientes, allí tenían sus más importantes pertenencias y víveres. Luego de aquel pequeño grupo de cuatro soldados, su camino se despejó por obra del destino y sus pasos apresurados los llevaron a la pequeña recamara que Nick compartía con su madre.

La lluvia de disparos comenzó, no hacía ellos sino a los trabajadores de la presa que un piso por arriba de los Nolan, intentaban recuperar el territorio perdido. Frente a la baranda en la que Troy descansaba, el cuerpo de un pobre latino cayó por el precipicio casi logrando que el ojiazul perdiera el equilibrio y cayera con él de no haber sido por el agarre de Trevor quién lo tomó del revés de su chaqueta. 

- Dios...gracias.- susurró agradecido Troy, mientras se volvía hacia atrás y se chocaba con el Irlandés.

- Cuando quieras, hermano.

- Por aquí.- susurró la pelirroja, dejando que Troy pasara delante de ella para poder así protegerle las espaldas. No podía pelear con la contusión que traía, además el muchacho aún continuaba en shock.

La ojimiel dobló por la esquina y se chocó contra el pecho de alguien más. Sus temblorosas manos no llegaron a tiempo para tomar algo con lo que defenderse, quien estaba frente suya la tomó de los hombros y la tranquilizó contra la pared mientras Troy gruñía sin poder hacer nada al respecto.

- No están seguros aquí y necesitan esconderse, síganme.- era Strand, tenía aquel preciado cárdigan suyo salpicado con pequeñas aureolas de sangre seca al igual que su sudado rostro de ceño fruncido. 

- No iré con ella.- sentenció Trevor, al notar que detrás del hombre de tez oscura la cabellera rubia de Madison se asomaba curiosa.- Ni hablar, nos romperá el cráneo con un puto martillo.

[Como decir hasta luego] •Troy Otto•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora