Tomo la laptop, intentando encontrar ideas que me inspiren a escribir, para ver si así la sensación de mi pecho logra colarse a través de mis letras y se deshace entre versos.
Tengo tiempo sin dedicarme de lleno a ello; tengo varios versos sueltos entre las notas del teléfono, pero no encuentro la manera de juntarlas y hacerlas coherentes. Siento que esta vez no encuentro las ideas para drenar el lío de pensamientos que tengo.
- ¡Javier! - digo en voz alta, sin reparar que estoy, como casi siempre, sola en casa.
Tomo el teléfono y le marco pensando en las palabras que él me había dicho: "puedes hablarme cuando quieras o lo necesites, no importa la hora, trataré de estar para ti".
Suena dos veces y justo cuando pienso colgar escucho un "Aló" que sé que no quedará solo en eso.
- Si, ¿Javier?
- Cuéntame, ¿Como has estado? - tan directo como siempre.
- ¿Qué te digo? - digo, tratando de encontrar por dónde empezar a hablar.
- Pues la verdad.
- No me siento bien- le digo sin poder ocultarlo.
- Lo sé, se te nota en la voz.
A veces me doy cuenta que mi estado de ánimo me la juega en contra y que no lo puedo ocultar ni siquiera tras la máscara de una sonrisa.
- Quisiera que todo esto acabe, estoy cansada.
- Y yo.
- Ya hasta lloré por tanto que estoy pasando. Siento que la vida se me está pasando y nadie bueno llega.
- Sí, pero ya pasará- respondió intentando darme ánimos.
- Cuando creía que algo podía funcionar entonces se viene abajo.
- Vamos para adelante si Dios quiere, pase lo que pase.
- Siento que todo por lo que estoy luchando es en vano.
- Sólo hay que hacerlo de otra manera cariño. No te desesperes.
- Eso intento, pero la situación no me ayuda a verlo de otra manera.
A ver, te diré mi punto de vista. En lo personal has progresado.
1- Eres profesional.
2- Pudiste salir de tu casa y vivir cosas que nunca pudiste.
3- Has encontrado dos trabajos luego de haberte graduado y mucha gente no ha tenido ni uno.
4- Te has hecho más independiente.
Y sé que hay más cosas.
Con respecto a tu relación déjame decirte algo. Tú lo sabías. Creo que en el fondo sabías que era posible que no funcionara y no lo aceptaste. Seguiste sin frenos al precipicio. Pero si no lo sabías yo también te lo dije. No me alegra decir te lo dije porque no es a tu favor.
- ¿Y qué hago con todo esto?
- Es imposible decirte que no te sientas mal porque es inevitable en algunas circunstancias de la vida (todo lo que está pasando ahora junto). Pero eso es temporal.
- No quiero sentirme depresiva, tú sabes más que nadie como me he puesto.
- ¿Recuerdas cómo te sentías cuando tuviste aquella depresión? ¿Reconoces todo lo que has vivido después de salir de ella? ¿Tú te imaginas haberte quedado en ese hoyo sin haber disfrutado todo lo que has disfrutado después de eso?
Y así me recordó mi antigua relación. Una que había sido lo bastante tóxica para hacerme caer en depresión hacía 3 años.
- Sí, lo recuerdo. Tú fuiste de los que me ayudó a salir de ella.
- No te rindas jamás. Levántate cada mañana con la frente en alto.
- ¿Y qué hago con Max? - pregunto, cabizbaja.
- No lo agobies. Dale tiempo. Quizás ha pasado por cosas fuertes, igual que tú.
- Si, quizás esa sea su manera de afrontar esto también- digo tratando de darle el beneficio de la duda.
- Puede que tengas razón cariño.
- O quizás sea porque hace poco le dije lo que sentía por él. Creo que lo asusté.
Recuerdo haber estado con los nervios a tope, las manos temblorosas y esos ojos en frente, que me causan ilusión. En ese momento dejé escapar con un suspiro lo que sentía a través de mi boca.
Eso, aunque duró pocos segundos, causó un torbellino de emociones en mi interior. Allí parada cerca de Max parecía haber cedido ante mis sentimientos después de tanto tiempo sin hacerlo.
- Mmm, ya veo. Puede ser que no estuviese preparado para tu declaración.
- Si, creo que eso fue.
- Jajaja, pero tranquila que eso pasa a veces.
- ¿Eso crees?
- Si, solo recuerda lo que te dije hace rato.
- Bueno, gracias Javier.
- Te lo dice alguien que se ha intentado rendir muchísimas veces, pero no he tenido tiempo ni para eso. Solo veo una opción: luchar; así que confía.
- Está bien, te hablo luego. Ahora tengo que bañarme y comer algo.
- Vale cariño, cuando gustes.
Esas palabras y sobre todo de quien vienen parecen haberme dado la motivación necesaria para comenzar el verdadero cambio dentro de mí.
Luego del baño y el almuerzosalgo a comprar algunas cosas.
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Desnuda
JugendliteraturA Meredith las cosas no le están saliendo muy bien últimamente. Sin embargo, su mejor amigo le propone hacer algo que ella nunca pensó hacer. Sin saber lo que le espera, decide hacerlo.