Traición

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Luego que salgo del consultorio miro a Madeline, parece que está bien entretenida con su teléfono y no ve cuando me le acerco.

- ¿Ya? Eso fue rápido

- Sí, siempre siento que los minutos vuelan ahí dentro. Es como una habitación del tiempo.

- ¿Cómo te fue?

- Bien...

De camino a casa hablamos poco, mi mente no para de dar vueltas.

- Te notó algo lejana. ¿Segura que estás bien?

- Sí, es solo una de esas veces que me quedo pensativa luego de salir, ya se me pasará.

- A ver... ¿Qué piensas?

- En que soy y me gusta ser libre; también me gusta darle libertades a los demás. Y puede que quizás eso haya hecho que me vean la cara de tonta antes.

- ¿Por qué lo dices?

- No creo que lo sepas, pero mi relación anterior no terminó porque se cansaron de pelear conmigo, como pensábamos. Fue porque apareció alguien más. Me fueron infiel.

- Espera ¿qué? ¡¿Luego de todo este tiempo es que me lo dices?!

- Tranquila, que yo lo supe hace poco.

- ¿Y te quedaste con eso por dentro?

- Es que fue algo sorpresivo para mí y ya había pasado mucho tiempo.

- Para cualquiera lo sería. Y más que hasta te lo pregunté en aquel entonces.

- Si, yo sé. Es solo que después de tanto que pasé aquella vez no hablo, no escribo de mi pasado. No porque busque evadirlo sino porque no le encuentro el más mínimo sentido volver a donde una vez se me hirió, donde las cosas se volvieron una batalla campal y donde me hicieron creer que no era suficiente.

- Pero la culpa no fue tuya.

- Quizás al darle libertad de que podía hacer todo lo que quería él se aprovechó de eso y terminó por jugar conmigo y optó por entrar a alguien a la relación.

- Y ahora que lo sabes, ¿nunca viste algo sospechoso?

- Si supieras que vi ciertas actitudes, pero me parecían normales hasta cierto punto.

- ¿Cuáles actitudes?

- A veces lo veía cercano a gente que no conocía; lo llegué a sentir lejano algunas veces y hasta me llego a decir que chateaba con más gente.

- Pero eso es un acto de traición.

- Sí, siempre lo he visto así, pero sabes que entonces no sabía ni qué hacer porque no sabía la causa real ni pensaba que me podría pasar.

- Creo que has madurado bastante luego de eso.

- Eso creo. O quiero creer.

- ¿Que más piensas?

- Pienso en el amor a distancia.

- ¿Felices los cuatro?

- Puede ser, pero he aprendido que eso sería cuestión de valores.

Veo el amor a distancia como un acto de locura con algo de valentía. Un mero acto de entrega, con una parte de soledad y a la vez un salto de fe, amparado en la confianza hacia la otra persona.

Lo peor es que si uno no está totalmente seguro la mente se la juega en contra y los errores que hayan cometido otros pueden atentar contra la imagen que se tenga de la otra persona.

Llegamos a casa, las horas pasan y nos quedamos hablando y oyendo música en el balcón mientras tomamos vino.

- Me iré a dormir. ¿No vienes?

- Te alcanzo en un momento, primero escribiré algo que tengo en mente y luego si me acuesto.

- Vale, está bien.

DesnudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora