Oveja Negra

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«Una que otra vez he pensado en lo distinta que sería, tal vez, mi vida si fuese más abierta ante los demás.

Antes la timidez me hacía sentir como sin salida; luego leí libros de relaciones humanas y me centré en aprender a tratar a los demás como a mí me gustaría, con una que otra decepción por la no reciprocidad de algunos, hoy puedo conservar a los que de verdad se han mantenido aquí.

Me acostumbré a no buscar a nadie que no lo haga igual conmigo, a darle su respectivo lugar en mi vida o fuera de ella a cada quien, a dedicarme a darle valor a las cosas que logro y a tomarme muy en serio buscar mi comodidad a pesar que no se vea así.

Comprendo hoy que no hay excusa cuando se trata de ser uno mismo y quien te quiere te dará el valor que mereces, sin jugar la carta de la hipocresía y con un deseo de que a pesar de la distancia puedas sentir su cariño.

Es algo raro. Quizás muchos me ven por la calle sin compañía, quizás sepan que estoy en casa, y aunque comprendo que no hago mal a nadie con eso hay gente tan poco escrupulosa que juzgan mi modo de afrontar las cosas sin siquiera tener una idea de lo que he tenido que pasar y sin más me catalogan despectivamente o me tratan como un ser extraño que solo puede ser visto en zoológicos.

Y a veces me pregunto si es tan difícil tratar de ser asertivos, o de buscar la manera de conocernos, de tratarnos y dejar los conceptos predefinidos ante alguien que sea callado.

Creo que todos tenemos personalidad distinta por una simple razón: aprender a tratarnos con respeto y comprensión a pesar de las diferencias; no para tratarnos con desprecio o como seres distantes a pesar de la cercanía.»

DesnudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora