Paleta

29 2 0
                                    

Son las 9:16 de la mañana. Me he quedado dormida hasta tarde y me he despertado sobresaltada. Hoy es el día de mi cita con Max luego de varias semanas sin siquiera verle en fotos.

Chequeo el teléfono y tengo 4 mensajes suyos y 2 llamadas perdidas. Me dice que nos vemos a las 2:00 pm en el parque. Parece que tampoco lo ha olvidado.

Entre tanta ropa que puedo elegir busco una que sea casual, que de cierta manera refleje lo que siento hoy, pero he allí mi dilema: siento una mezcla de emociones que no sé bien cómo describir. Es como ansiedad por sentirme importante, aunque sea unos instantes, y miedo porque sé que en el fondo las cosas no están del todo bien entre nosotros. Así que dejaré la ropa para después.

Tomo un tazón con cereal y leche mientras pienso en la posible charla que tendremos y ensayo en mi mente algunas respuestas para no parecer una idiota al quedarme mirándolo a los ojos tan bellos que tiene.

Al final me decido por una blusa negra y unos jeans. El ánimo neutro me hace pensar que eso es lo mejor que puedo usar hoy.

...

Aquí estoy, caminando hacia el parque, las ansias por verlo me hacen caminar más rápido de la cuenta, pero me doy cuenta y trato de respirar calmada.

- Hola- me dice cuando llega, así todo impoluto, como siempre. Y te sientas a mi lado en la banqueta.

- Hola, extraño.

- ¿Como te sientes?

- Tranquila- miento sin descaro, tratando que me crea- ¿Y tú?

- Pareciera que te pasa algo.

¡Joder! Que mis ojeras me delatan, parece que el maquillaje no hace bien su función esta vez.

- Es solo un poco de sueño. Tú sabes, nada que no se resuelva- lo dice quien no sabe si lo pudiera resolver fácil.

- Hay una manera muy buena de resolverlo- y pones esa cara de pícaro, sabiendo que te voy a seguir la corriente

- ¿Ah sí? ¿Cuál es? - pregunto mientras me fijo en su camiseta que es negra también.

- ¡Una buena cama! - se veía venir su respuesta con doble sentido, pero no importa.

- Sí, cuando llegue a casa dormiré- respondo tratando de aplacar un poco su humor, que, aunque me encanta, mi ánimo de hoy no lo disfruta.

- ¿Comiste algo antes de venir? - pregunta, siempre atento a eso.

- Sí- poca cosa, pero al menos es algo

- Vale, ahora viene el postre.

- ¿A qué te refieres?

- Vamos a buscar helado. La heladería está aquí cerca.

Sabe que eso me gusta mucho y logra sacarme una sonrisa, que, aunque algo estúpida, sale de mi interior. Ha sido la primera del día.

- ¡Vamos, elige el helado que quieras!

- No sé, elige tú por mí.

- ¡Pues hoy tocará paleta de frutas!

- Por mi está bien

- ¿Estás segura? - sigue siendo atento; aunque para ser sincera a veces eso parece confundirse con inseguridad.

- Sí, lo estoy.

- A ver, ¿de qué quiere hablar hoy, señorita?

- De lo que sea- digo, sabiendo que quisiera estar hablando de ti, de nosotros, de darle forma a esta que no ha avanzado a más.

- Vale, ¿por qué me evadiste hace unos días?

Demonios, yo que por más que calculé no pensé que haría esa pregunta. Me siento desarmada.

- ¿No será que lo quieres ver así? - trato de defenderme en lo que busco una salida.

- ¿Será que me imagino que me dejaste de hablar varios días sin ninguna explicación lógica?

- He estado ocupada.

- ¿En qué? Si se puede saber.

- Aprendiendo cosas y confirmando otras- digo, para no tener que dar detalles.

- ¿Y qué has aprendido? - pregunta mientras degusta su paleta de fresa.

Lo que yo daría por ser esa paleta ahora mismo y que me mire y me saboree para deshacerme entre sus labios.

- ¿No me vas a decir? - me despierta de mi fantasía.

- Bueno, es que es algo complicado.

Y se queda mirándome, como esperando una respuesta. Es un arma letal y silenciosa su mirada, que me enloquece, pero a la vez no sé sostenerla; de hecho, casi nunca hago contacto con sus ojos cuando hablamos, pero si estoy segura que cuando le veo lo mejor de mis ojos es el reflejo de los suyos.

- He aprendido que tengo dos partes, una lógica y una emocional. Que a veces no está mal hacerle caso a la razón y a veces también hay que sentir más.

- ¿Y qué piensas hacer ahora?

- Vivir más, por mucho tiempo he sido un ser muy analítico, muy de pensar todo lo que haré y eso, de alguna manera, me ha hecho ser más callada de la cuenta respecto a lo que siento.

- No sé porque eres así. Digo, no está bien pensar, pero en tu caso veo que dejas pasar mucho el tiempo y las oportunidades se te pueden ir. ¿Que sería nuevo ahora?

Odio que me vayas dejando sin saber que decir, pero me arriesgaré al doble o nada esta vez.

- Que sé muy bien lo que quiero y con quien lo quiero. Que no pensaré tanto las cosas y mejor las voy a vivir, conectando con mi yo emocional.

- No sé, tendría que verlo. Creo que las cosas se han enfriado un poco aquí.

Su golpe ha sido bajo, pero certero. Me da algo de ansiedad, quisiera solo salir corriendo y que un auto me choque, pero debo hacerles frente a sus dardos sin piedad.

- Ya verás, solo confía- digo, mirándole fijamente para que sepa que esta vez voy más en serio que nunca antes.

- Bueno... Está haciéndose tarde y debo hacer una diligencia. ¿Qué dices?

- Sí, eso veo. Será mejor irnos.

- Vale, ha sido un placer estar contigo hoy, me avisas cuando llegues a casa, ¿sí?

- Está bien- y claro que no lo está; quisiera haber sido su paleta, que las horas no pasaran tan rápido y que me acompañe la noche entera, pero nada de eso se puede. No hoy.

En todo el camino a casa solo pienso en cómo hacer las cosas diferentes con Max de ahora en adelante. Mientras tanto no se me ocurre más nada que llegar a casa y tirarme en la cama.

DesnudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora