capitulo 60

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- Sólo quería que me quisieras, Niall. Un poquito nada más.

Victoria tragó saliva al ver el dolor en el rostro de Afrodita cuando acarició la mano de Niall. Él siseó, como si el roce le hubiese quemado la piel.

Afrodita retiró la mano.

- Prométeme que lo cuidarás mucho, Victoria.

- Tanto como él me lo permita; lo prometo.

Afrodita asintió y colocó la mano sobre la frente de Niall.

Él echó la cabeza hacia atrás, como si acabara de ser alcanzado por un rayo. La diosa inclinó la cabeza y lo besó con ternura en los labios. Al instante, Niall se relajó y su cuerpo se quedó inmóvil. Los grilletes se abrieron y aún así no se movió. El corazón de Victoria dejó de latir al darse cuenta de que Niall no respiraba. Aterrorizada, alargó una temblorosa mano para tocarlo.

Él inspiró con brusquedad. Mientras Afrodita tendía la mano hacia Niall, Victoria percibió en sus ojos la necesidad de sentir el amor de un hijo que ni siquiera sabía que estaba allí.

Era la misma mirada anhelante que a menudo captaba en los ojos de Niall cuando él no era consciente de que lo estaba observando.

¿Cómo era posible que dos personas que se necesitaban tan desesperadamente no fuesen capaces de arreglar las cosas?.

Afrodita desapareció en el mismo instante que Niall abrió los ojos. 

Victoria se acercó a él. Temblaba tanto que le castañeteaban los dientes. La fiebre había desaparecido y su piel estaba tan fría como el hielo. Recogió el edredón del suelo y lo cubrió con él.

- ¿Qué ha pasado? — preguntó Niall con voz insegura.

- Tu madre te liberó.

Niall pareció enmudecer por la sorpresa.

- ¿Mi madre?. ¿Ha estado aquí?

Victoria asintió con la cabeza.

- Estaba preocupada por ti.

Niall no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Sería cierto?. Pero, ¿por qué iba a ayudarlo su madre ahora si siempre le había vuelto la espalda cuando más la había necesitado?. No tenía sentido. Con el ceño fruncido, intentó bajarse de la cama.

- No, ni hablar — le dijo Victoria con brusquedad — Acabo de hacer que te pongas bien y no voy a…

- Necesito ir al baño urgentemente — la interrumpió él.

- ¡Ah!

Victoria lo ayudó a bajar de la cama.

Estaba tan débil que no se aguantaba en pie y ella lo sostuvo hasta atravesar el pasillo. Niall cerró los ojos e inhaló el dulce aroma de Victoria.

Temeroso de hacerle daño, intentó no apoyarse demasiado en ella. Su corazón se enterneció al ver la forma en que ella lo cuidaba, al percibir la sensación de sus brazos envolviéndole la cintura mientras lo ayudaba a caminar.

Su Victoria. ¿Cómo iba a soportar separarse de ella?.

Una vez atendió sus necesidades, ella le preparó un baño caliente y lo ayudó a meterse en la bañera. Niall la contempló mientras lo lavaba. Le parecía imposible que hubiese permanecido a su lado todo aquel tiempo. No recordaba casi nada de los últimos días, pero se acordaba del sonido de su voz atravesando la oscuridad para reconfortarlo.

La había oído pronunciar su nombre a gritos y, en ocasiones, estaba seguro de haber sentido su mano sobre la piel, anclándolo a la cordura. Sus caricias habían sido su salvación.

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