Una de las causas más frecuentes de ruptura era la falta de intereses comunes; parejas que se mantenían unidas por la simple atracción física y que acaban separándose.
Niall y ella eran completamente diferentes. Ella era una psicóloga del siglo XXI y él era un maravilloso general Macedonio del sigo II A.C.
¡Era como hablar de emparejar a un pez y un pájaro!
Jamás habían existido dos personas más diferentes en el mundo que hubieran sido obligadas a permanecer juntas.
En ese momento estaban disfrutando de la novedad de la relación. Pero no se conocían en absoluto. ¿Y si dentro de un año descubrían que no estaban enamorados?
¿Y si él cambiaba una vez acabaran con la maldición?
Niall le había dicho que en Macedonia era un hombre totalmente distinto. ¿Qué ocurriría si parte de su encanto o de la atracción que sentía por ella se debían a la maldición? Según Cupido, la maldición hacía que Niall se sintiese irremediablemente atraído hacia ella.
¿Y si rompían la maldición y él se convertía en una persona diferente? ¿En alguien que no quisiese estar con ella?
¿Qué pasaría entonces?
Una vez rechazara la oportunidad de regresar a su hogar, Victoria sabía que no tendría otra ocasión de volver.
Se esforzó por respirar cuando cayó en la cuenta de que jamás podría decirle:
«Intentémoslo y veamos si funciona». Porque una vez tomaran la decisión, no habría vuelta atrás.
Victoria tragó y deseó ser capaz de ver el futuro, como Selena.
Pero hasta ella se equivocaba a veces. No podía permitirse una equivocación; Niall no se lo merecía.
No, tendría que haber otra razón de peso para que él se quedara. Él tendría que amarla tanto como ella lo amaba.
Y eso era tan probable como que el cielo se derrumbase sobre la tierra en los próximos diez minutos.
Cerró los ojos y se encogió ante la verdad. Niall jamás sería suyo. De una forma o de otra, tendría que dejarlo marchar.
Y eso acabaría con ella.
Niall soltó un suspiro entrecortado y soltó el poste de la cama. Miró a Victoria con una leve sonrisa.
- Eso ha dolido — le dijo.
- Me he dado cuenta — le contestó Victoria acercándose a él, pero Niall se alejó como si acabara de tocar a una serpiente.
Ella dejó caer la mano.
- Voy a preparar la cena.
Niall la observó mientras salía de la habitación. Deseaba tanto ir tras ella que apenas si podía contenerse. Pero no se atrevía.
Necesitaba un poco más de tiempo para serenarse. Más tiempo para aplacar el fuego maldito que amenazaba con devorarlo.
Meneó la cabeza. ¿Cómo podían las caricias de Victoria insuflarle tanta fuerza y al mismo tiempo dejarlo tan débil?
Victoria acababa de preparar una sopa de sobre y unos sándwiches cuando Niall entró a la cocina.
- ¿Te sientes mejor?
- Sí — le contestó mientras se sentaba a la mesa.
Victoria removió su sopa con la cuchara y lo observó comer. Su cabello reflejaba la luz del sol del atardecer y lo hacía parecer aún más claro. Se sentaba con una postura muy erguida, y el más leve de sus movimientos despertaba una oleada de deseo en ella.
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Leyenda de Amor
RomansaHACE UNOS millas de años atras, Niall Horan FUE maldecido; FUE encerrado En un libro por la eternidad, Condenado Por Los resentimiento y celos de los Dioses. Alli su vida inmortal seria, envejecer pecado, estancado, Poder pecado avanzar jamas. Cada...