««Cuando te encuentre no sólo serás el dueño mi cuerpo, te pertenecerá mi alma y estarás en cada uno de mis pensamientos»»
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Registro: 2007194796137.
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Mi francesa y perfecta madre encontró por fin el amor hace un par de años, él llegó así como si el destino lo enviara al lugar indicado o eso fue lo que creí.
La galería de arte para la cual trabajaba mamá, les dije que mamá era una cazatalentos, mamá trabajaba para una galería y analizaba las exposiciones, tiene un talento impresionante para descubrir talentos juveniles, con solo echar un vistazo a la pintura o escultura sabe si quien la hizo tiene futuro o no en aquello del arte.
Yo solía pasar por ella cuando volvía de clases, tomábamos el metro a unas calles de la galería para volver juntas al departamento.
Y allí aparece Marcus, justamente cuando estamos por cerrar para ir a comer a casa, ese se convertiría en un día fuera de lo habitual.
—¡Buena tarde! —dijo con esa voz que de sólo escucharla te infunde respeto.
—¡Buenas tardes! —respondió mi madre sin prestar atención mientras juntas bajamos las cortinas del lugar.
Marcus colocó su fuerte brazo por dejado de la cortina evitando que la deslizáramos hasta el piso, eso nos hizo ver hacia él al instante.
—¡Perdona! —habló Marcus de forma serena y pausada— ¿Puedes dejar abierto unos segundos más? En la exposición de anoche me he interesado en algunas pinturas y quisiera adquirirlas —sonrió viendo directamente a mamá.
¡Por favor!... y por qué caramba no las a comprado anoche, dije dentro de mí y tomé a mamá por el brazo para darle un apretón, no pretendía quedarme una hora más recorriendo la galería, mi estomago protesta de hambre.
—¿Sabes? Mi horario para comer es corto, volveré más tarde y podremos recorrer la galería para que elijas los cuadros —respondió mi madre mostrándose nerviosa.
¿Qué, mamá la mujer más segura e imponente del universo se encontraba nerviosa ante la presencia de un tipo que no conocía?... Bueno hay que reconocer que para la edad que aparentemente tiene Marcus se conserva mejor que muchos jóvenes que conozco, vaya que se le notaban los músculos, los brazos se le marcaban debajo de aquel impecable traje.
—Después, si aceptas, te invitaré a comer como pago extra —sonrió Marcus coqueteando a mamá.
Mi mente perversa y mal pensada se dio cuenta que se el tipo no llegó en ese horario casualmente, lo había hecho de forma premeditada para invitar a mamá. Pero sorpresa la bella pelirroja tenía una pequeña que no se le despega de ella, por supuesto, yo.
Así inicio la relación entre Marcus Aramburuzabala y mamá, a él se le dió comprar cuadros todos días durante más de un mes hasta que se atrevió a decirle a mamá que era ella quien le interesaba no el arte contemporáneo.
