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Capítulo 46

Escrito por: Alendra Mac
Wattpad: AleMacAmor

GABRIEL

Jamás había sentido tanta frustración, amo a Artemisa, es lo mejor de mi vida y no se como hacerla entender que no existe otra mujer que pueda interesarme desde que estamos juntos, que los recuerdos con otras chicas no me importan en lo absoluto, que es ella quien llena mi vida y de no ser por el estúpido contrato me iría ahora mismo a estudiar con ella a Bahía.

—Amor, comprende no quiero dañar nuestra relación— le digo acercándome de nuevo a ella intento abrazarla pero continua alejándose de mí.

¿Qué he hecho tan mal para que reaccione de esta manera?, he hecho cuanto me ha sido posible para demostrarle cuanto la amo, pero al parecer nada es suficiente para convencerla, jamás la había visto celosa y aunque en otra situación sus celos me hubiesen encantado, justo ahora no me hace gracia su actitud, tengo miedo de perderla y si eso ocurriera definitivamente me dolería demasiado.

—Sólo dime de una maldita vez, como la conociste, ¿cuánto estuviste con ella?, ¿por qué insiste tanto en que volverás a su lado?

Su insistente intento porque le hable sobre mi relación con Allison no me resulta buena idea, seria como añadir razones a su desconfianza.

—Dime, ¿para qué servirá que sepas todo ello?— la cuestiono —¿Eso ayudará a que la molestia se te pase?

—Quizá sea lo que necesito para entender por qué te sigue. Quizá con ello deje de sentir que su presencia es amenazante— algunas lagrimas recorren sus mejillas.

Me acerco una vez más a ella, no me agrada verla llorar, me siento culpable aún sabiendo que no lo soy, la abrazo fuerte y esta vez no dejo que se aparte, la estrujo mientras beso su cabello.

—Te amo Artemisa— me acerco a sus labios y la beso, ella me corresponde pero eso no me genera alivio, me separo de sus dulces labios para decirle lo que quiere escuchar —Es la hermana de Gerardo uno de los amigos de Evans, la conocí cuando tenía catorce años en una de las fiestas de mi hermano, fue la primera vez que me embriagué. Desde el primer minuto ella se mostró interesada en mí y terminamos en mi cama, fue mi primera experiencia sexual, ella es cuatro años mayor que yo así que la seguí frecuentando, prácticamente se convirtió en mi maestra en la cama, podía acostarme con otras chicas pero cuando ella estaba en la ciudad era con ella con quien prefería estar. Eso es todo amor, ella sólo era mi compañera sexual, nada que me importara de verdad.

—¿Y cuándo te canses de mí volverás a su lado?, como ella lo ha repetido una y otra vez— intenta escaparse de mis brazos pero yo la forzo a mantenerse allí —Ha estado en tu cama al igual que yo— dice llorando y moviéndose brusco para separarse de mis brazos.

—Y como ella muchas más y eso no la hace especial. Tener sexo no es lo mismo que hacer el amor Artemisa y eso lo comprendí contigo. Te amo, ¿no lo comprendes?

—Fue sexo lo que tuvimos la primera vez, no me vengas ahora que "me amabas desde antes de conocerme", porque esas son palabras estúpidas de novelas.

—Yo ya te quería aunque lo dudes y ahora te amo— doy por respuesta.

—Entonces, ¿por qué me dejaste?, ¿por qué preferiste esto a mí?, a mi cercanía, a compartir tiempo a mi lado. Sabes lo feliz que era besándote a diario, sintiendo tus brazos, escuchando tu voz a mi oído diciéndome que me amas. Nunca debiste alejarte de mí— las lágrimas no dejan de fluir de sus hermosos ojos verdes.

Me quedo sin palabras por un instante, el dolor y desesperación se intensifican al saber como se siente, un presentimiento terrible se apodera de mí, imagino que esta discusión terminará mal.

—Amor antes de mudarme te dije que solo bastaba que me pidieras que me quedara y que no dudaría en hacerlo— digo sin soltarla y viendo sus ojos.

—Me dijiste que yo te lo pidiera porque eres un maldito cobarde incapaz de tomar esa maldita decisión, porque pretendías señalarme como culpable si después te arrepentías de quedarte— golpea mi torso una y otra vez tratando que la libere.

Sus palabras me molestan y la suelto —Eso no es verdad, yo jamás me hubiese arrepentido de quedarme, porque sólo quiero compartir cada uno de mis días contigo.

—Claro eso es muy palpable porque tú vives aquí y yo en Bahía, vaya que cerca estamos— dice con sarcasmo.

—Artemisa, ¿qué más quieres que haga?, te he pedido que te cases conmigo en dos ocasiones, las cuales has rechazado y yo he tratado de tomar con calma tu rechazo. ¿Qué... más... quie... res?— digo pausado.

—Somos muy jóvenes para tal compromiso y lo sabes, seria como tener un hijo  a nuestra edad, eso sólo sería un completo error.

—¿Tener un hijo mío sería un error?, ¿ser mi esposa sería un error?, entonces el equivocado soy yo Artemisa, estoy perdiendo el tiempo en una relación que no tiene futuro— digo alterado.

—Mierda, mierda, mierda— dice tapándose el rostro con ambas manos —No me he tomado la pastilla del día siguiente— habla preocupada, cambiando por completo el tema de nuestra discusión.

—¿Y QUÉ SI TE EMBARAZAS?, ¿NO LO TENDRÁS?— en este punto ya estoy tan furioso que no hablo, si no grito.

—NO QUIERO TENER UN BEBÉ TUYO NI DE NADIE, ESOS NO SON MIS PLANES— dice igual de alterada que yo.

—No puedo creerlo— digo molesto.

Salgo de mi recamara, cierro con un portazo dejándola sola, de nada a valido el ir por ella para que estemos juntos. Ahora yo también estoy furioso, que carajos importa si se embaraza, porque le preocupa tanto, se supone que nos amamos y no debería haber ningún problema si corremos el riesgo de ser padres a nuestra edad, tampoco somos unos niños como para que sea algo tan terrible.

*****

Paso un par de horas fumando en la terraza para que el maldito coraje se me pase, son casi las cuatro de la mañana y estoy muerto de cansancio no sé si dormir  con ella o quedarme en el sofá de la sala de estar, apago mi cigarrillo y me dirijo a la recámara, antes de descansar un par de horas necesito ducharme, arrastro mis pies mientras camino y abro la puerta con cuidado, si está dormida no pretendo despertarla será mejor que descanse quizá eso la relaje. Me voy directo a la ducha, me ducho con rapidez estoy demasiado agotado para disfrutar del agua tibia, salgo y me dirijo al buró donde guardo mi ropa interior, me pongo un bóxer y la escucho sollozar. Me recuesto a su lado y la abrazo por la espalda, ella me lo permite y se pega más a mí, le doy un beso en el hombro.

—Perdóname, no quise decir que no quiero tener un bebé tuyo— me dice con la voz entrecortada, la estrujo con fuerza.

—Te amo, se que lo has dicho por que estas molesta, se que me amas tanto como yo a ti pero paremos esto mi amor, nos haremos daño si continuamos así— se gira hacia mí para abrazarme.

—Te extraño demasiado— dice con dulzura y me besa con intensidad.

Allí estamos nuevamente reiniciando todo, creo que nuestra relación es maravillosa y nos amamos con intensidad pero también es cierto que nuestros recurrentes enojos harán que lo nuestro termine muy mal si no aprendemos a controlarnos.

MI IMPERFECTA VIDA AMOROSA  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora