Capítulo 35

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ÉL:

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— No puedo ir y hablarles cerca de los días que rondan esa fecha, duele, joder quema por dentro y no me imagino el dolor que ellos también deben sentir — suspiré — Saben mis razones y lo entienden, incluso creo que a ellos también les "gusta" pasar esos días a solas.

— Dudo que les guste pasar esos días en soledad Alan, ellos se apartan de las demás personas porque la única presencia que les gustaría sentir es la de su hija...

— Creo que tienes razón.

— Por supuesto que tengo razón tarado, nunca subestimes las palabras de una mujer embarazada.

— Lo siento — dije entre risas mientras apartaba ese sentimiento amargo que se formaba en mí al pensar en Daila— En realidad les llamaba para preguntar cómo están.

— Pues estoy que me vuelvo loca, los pocos minutos que llevo hablando contigo han sido de pura tranquilidad pero sé que en cualquier momento esos torbellinos descubrirán que estoy encerrada en el baño y vendrán a gritarme que tiene hambre.

— ¡Jessica por Dios! Ve a prepararles algo de comer.

— Comen más que yo y están robando mi comida favorita de la cocina así que escondí todas mis frituras antes de que llegarán.

— Eres imposible — dije entre risas y al instante se escucharon unos golpes llamando la puerta.

— Oh no...

— ¡Tía Jessi! Ya sabemos que estás ahí, te escuchamos.

— Pero no escuchamos nada...

— Javi, es una trampa.

— Estás mintiendo...

— Angelito tienes hambre o no, — supongo que asintió — entonces tenemos que encontrarla — Jessica rió y ellos empezaron a gritar emocionados porque la habían encontrado.

— Tomen — dijo después de que se escuchara la puerta abrir — hablen con Alan en lo que les preparó la comida.

— ¡Tío Alan!

— Hola Javi.

— ¡Hola tío Alan!

—Princesa, ¿Cómo están? ¿Qué estaban haciendo? — pregunté igual de emocionado que ellos, todos mis sobrinos tienen un lugar muy grande en mi corazón.

— Ileana hace trampa para encontrar a tía Jessi.

— No es cierto, — dijo completamente ofendida, Ileana es la mayor de todos mis sobrinos y en seguida le sigue Javier — jugábamos a las escondidas.

— ¿Llevan mucho tiempo jugando?

— No, tía Jessi es muy mala jugando.

— ¡Escuché eso Angel Javier! — ahora fui yo quien rio al escuchar el grito de Jessica.

— Es verdad.

— Sin frituras para ti.

— Si nos va a dar frituras porque nos ama — dijo en un susurro pero se acercó tanto el teléfono que yo lo escuche fuerte y claro.

— Seguro que si — dije con una sonrisa en el rostro — ¿Dónde están sus padres?

— Ellos están trabajando, nosotros nos pusimos de acuerdo para que nos trajeran a casa de tía Jessi después del colegio.

— Hablamos todos los días y llora— le siguió Javier a la explicación de Ileana.

— Los amo, pero ahora lloro de desesperación por tenerlos aquí — escuché el grito de Jessica en el fondo.

Otro tipo de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora