Capítulo 44

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ELLA:

La noche anterior a sido una de las noches más alocadas de mi vida. Esa a sido la primera y verdadera fiesta para mi vida. Fue impresionante ver a todos convivir de una manera tan armoniosa, chicos y adultos, no había tabúes, no había pena y por supuesto que no había descanso. Nos fuimos a dormir a las 4:30 de la mañana después de que Galilea, Isaac e Izhan dieran el "cierre oficial de la noche" o algo así dijeron ellos.

¿En qué consistió toda la noche? Música.

Todo el tiempo hubo música a todo volumen y la mayoría de las personas que se encontraban aquí, cantaron. Alan no se equivocaba al decir que más de la mitad cantaban, incluso podría decir que ninguno de los que están aquí cantan mal. Es obvio los que cantan mejor que otros pero joder que eso no importaba ni un poco. Lo que ellos hacían era realmente disfrutar el momento. El pequeño escenario daba hacía una pared del salón, donde los abuelos tenían todo perfectamente preparado con un proyector para tornar el ambiente a algo más como un karaoke e incluso con un espacio para hacer de éste una pista de baile.

Los anfitriones de la noche no me obligaron a cantar y tampoco se acercaron a mamá o Alan ni Jorge. Creo que las razones eran obvias pero en verdad llegué a pensar que no les importaría y nos darían el micrófono para cantar. No me equivocaba al creer que son bastante alocados porque realmente lo son, pero también me di cuenta de que es algo que todos tienen y con esto me refiero a absolutamente todos. Hasta los abuelos hicieron sus burlas, escándalo y cantaron frente a todos.

Seguía recostada en la cama, hace unos minutos que desperté y la verdad es que no me dio por mirar el móvil para saber la hora, suficiente era con no sentirme cansada. No creo que sea tan tarde pero tampoco creo haber despertado temprano, no se escucha ningún ruido en la casa y con eso bastaba para quedarme recostada y seguirme atormentandome con mis pensamientos.

Aún no puedo creer lo que viví a noche. Fue bastante divertido y algo que me sorprende que noté hasta ahora, es que en ningún momento me sentí excluida, en realidad fue todo lo contrario. Jamás había vivido algo como eso, ni siquiera había ido a una fiesta con adolescentes. Después de la situación con Noah hubiese sido la edad perfecta para salir de farra pero esta de más decir que todo eso me dejó bastante marcada y jamás me dio por salir de nuevo.

Otra cosa que no puedo sacar de mi cabeza: Oficialmente acabo de vivir la primera navidad con mi padre y mi hermano... Bueno, a lo que yo recuerdo. No me atrevo a preguntar si llegamos a pasar alguna festividad juntos así que ese pensamiento me ha hecho tener un aire de melancolía.

La noche fue asombrosa y estaba feliz, pero aún me es difícil controlar esos malos pensamientos que a veces tumban mi felicidad.

— ¿No crees que sea muy temprano?

— Julián no me digas que hacer en navidad.

— Sabes que todos están cansados.

— El cansancio se les quitará al ver los regalos, ya no me critiques.

— Sólo digo... — reconocí las voces al instante y me fue inevitable soltar una pequeña risita al escuchar su conversación. Obviamente me escucharon así que sin pena alguna me gire sobre la cama para verlos de frente.

— Hola cariño, no queríamos despertarte — El abuelo se giro rápido para mirarla y frunció el ceño, la abuela se acababa de contra decir.

— Apenas despertaba — dije con una sonrisa en los labios. Habían sido bastante sigilosos al momento de entrar, tanto que no los noté hasta que los escuché hablar.

— Quisimos hacer algo diferente este año y como es tradición, abriremos los regalos todos juntos pero esta vez les conseguimos suéteres navideños a todos — dijo sonriente mientras alzaba dos suéteres — Este es el tuyo.

Otro tipo de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora