35.

1.2K 71 17
                                    

Jared.

Melanie desapareció con mi madre por el pasillo, sé que mi mamá aveces puede ser un poco pesada con sus anécdotas y Meli es tan educada que nunca le diría que pare. Estar aquí con ella, que conozca a las dos personas más importantes en mi vida hace que me sienta feliz, esa chica pelinegra que acelera mi corazón y todos mis sentidos cuando la tengo cerca, esa que me tiene sufriendo esperando su segunda oportunidad.

Aún recuerdo cuando Nahomi me llamó al borde del llanto diciendome que Meli había sido atacada, en ese momento sentí que mi vida se paraba que algo dentro de mí se partía en mil pesdazos. Cuando llegué al hospital y la vi dormida con su rostro hinchado por los golpes de ese mal nacido que se quizo pasar con ella, en ningún momento me separe de ella y cuando le dieron alta volví a casa de mis padres para contarles todo, mi padre llamó a uno de sus amigos policías y le pidió que lograran de buscar al tipo que la hirió.

–Se ve que es una buena muchacha.– Mi padre me mira desde el otro sofá.

–Lo es, ella es fabulosa.

Un cojín aterriza en mi cara y cuando para en mis piernas se lo devuelvo con fuerza pero mi padre lo esquiva.

–Te conquistaron, hijo.

Mi padre se burla.

–Que gracioso. Ya me parezco a ti cuando me hablabas de mamá cuando era niño.

–Tú madre es una mujer especial.

–Que te domina desde que la conociste.

–¡Ja! Yo siempre he mandando en la relación.

Esta vez soy quien se ríe del otro.

–¿Qué dirá mi madre si se entera?

–No va a decir nada.

La risa de Melanie capta mi atención, sus voces se escuchan cerca y cuando entran sus ojos chocan con los míos.

–Cariño, ¿podrías traer unas bebidas?

Miro a mi padre con burla y cuando él me mira me hace una ceña para que haga silencio.

–Sí, cariño.

Suelto una carcajada porque mi padre siempre a sido flexible con mi madre, casi nunca le dice que no, mi padre pasa por mi lado y golpea mi cabeza.

–¿Qué es lo gracioso, hijo? Ve con tu padre, en el cajón de la izquierda hay unos dulces que traje de colombia, traelos.

–Si señora.

Sigo a mi padre y cuando entro a la cocina él niega con la cabeza.

–Tú tampoco le puedes decir que no.

–¿Prefieres verla enojada, padre?

–No, porque sino me tocaría dormir en el cuarto de visitas.

Me río a carcajadas y mi padre me saca su dedo medio.

–Muy maduro de tu parte, Patrick.

El Arte De AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora