Epílogo

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Ocho meses meses después.

Estaba sentaba junto a Nahomi viendo tv, tengo apoyadas las manos en mi enorme panza y mis pies hinchado sobre una pequeña mesa. El sol ya había desaparecido y la noche era fresca apesar de estar en verano, cuando el programa de asesinatos acabó, Nahomi me miró y acarició mi panza.

-Ya pareces una pelota, amiga.-Ella se burla y le saco mi dedo medio.

-Muy graciosa.

-Lo sé, por eso me amas.-La miro arrugando sus cejas.

-¿Quién te mentido tanto, Nahomi?

Ella mi mira ofendida y me señala.

-Agradece que no golpeo mujeres embarazadas.

Suelto una carcajada y escucho la puerta abrirse, Jared entra junto con Samuel con bolsas en la manos. Me acomodo mejor en el sofá y sonrío cuando los ojos de Jared caen en mi, él deja las bolsas en el piso y se acerca a mi para besar mis labios.

-¿Cómo te sientes?-El pelinegro besa mi frente.

-Estoy bien, nada de dolores.

-Perfecto, te voy a traer algo de tomar.

Asentí en respuesta y él volvió a coger las bolsas y desapareció de mi vista. Hace nueve mes ya vine a vivir a su casa, él me lo pidió esa misma noche que le dije que seríamos padres. Desde entonces a estado muy pendiente de mi y del bebé, no habíamos querido saber su sexo, pues queríamos que fuera sorpresa, la atención que Jared me daba aveces me hacía reír, cada cinco minutos me preguntaba si estaba bien, si quiero comer o tomar algo y cuando mis pies se hinchan él amablemente los masajeaba. Cuando los chicos volvieron a la sala, Samuel besó mi panza.

-¿Quien va hacer la niña de su tío?-El castaño vuelve a dejar un beso.

-No sabes si será niña.

-Mi instinto de tío me lo dice.-Me río por sus palabras y él se sienta junto a Nahomi.

-Sea lo que sea, va ser mi adoración.-Jared habla y lo miro con toda la ternura del mundo.

Jared se a demostrando tanto amor por el bebé que viene. Aún no habíamos decorado su habitación, solo habían unos cuentos peluches, una cuna blanca grande y una silla mesedora. Miré el reloj y marcaban las siete de la noche, aún era temprano y me sentía cansada, me levanté para poder ir a la cocina y sentí un líquido caer por mis piernas.

-Creo que es hora.-Dije mirándolos a todos.

Nahomi pegó un grito, Samuel corrió a traer el bolso de cambio y Jared se había quedado congelado viendo líquido en el piso. Naho me ayudó a ponerme las pantuflas y después golpeo a Jared en el hombro haciendo que esté reaccionara.

-¡El bebé!-Sus manos tomaron mi rostro.

-Date prisa.-Sentí una contracción y apreté la mano de Jared.

Subimos al auto de Samuel y este arrancó cuando todos estuvimos en sus puesto.

-No te desesperes, respira.-Lo miré irónica porque el que parecía que se iba a desesperar era otro.

Otra contracción me golpeó, maldije entre dientes y aunque sentía calma las contracciones me hacían cerrar los ojos con fuerza. Cuando llegamos al hospital Jared me ayudó a bajar, entramos y él empezó a gritar.

-¡Una enfermera, por favor!-Una enfermera joven apareció, me vio y cogió una silla de ruedas.

Me senté con cuidado ahí y ella me llevó hasta la sala de partos donde me ayudaron a cambiarme de ropa. Ya acostada en la camilla sentía todas las ganas de pujar pero la doctora que llevó todo mi embarazo no me dejaba.

El Arte De AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora