Capítulo 1

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Bulma.


—Tenemos un problema con el grupo de los Sayayin  —anuncia el ministro en la cabeza de la mesa directiva— Dr. Brief —se dirige a mi padre— ¿qué novedad hay?

—Pues verá —se acomoda las gafas— el príncipe Vegeta esta ganando territorio en los barrios bajos del norte, hace unas noches hubo un enfrentamiento entre la mafia Japonesa y la mafia Rusa. Nos llegó información de que están distribuyendo una nueva droga pero aún no sabemos si son inyectables, inhalables o comestibles.

—De acuerdo, necesito que todo el grupo élite se ponga en investigación, tenemos que capturarlos si o si —demanda el ministro levantándose de su asiento dando fin que la junta.

Todos los capitanes, coroneles y generales se levantan y despiden, yo me mantengo en mi puesto sentada en la esquina de la sala.

—Hola, hija —me saluda mi padre.

—Papá, por lo visto estas muy ocupado —me levanto y juntos salimos de ahí.

—Sí —caminamos por los pasillos del Parlamento Bicameral, todos le dirigen un saludo militar a mi padre— tenemos que suspender las vacaciones de verano.

Seguimos caminando hasta llegar al laboratorio del Parlamento.

Ya adentro, me coloco una bata blanca junto con unos guantes azules de látex.

—Entiendo, puedo ir sola a visitar a Tights —respondo simple.

Las luces se apagan dando lugar a las luces violetas para analizar la sangre que le han sacado a un drogadicto de los barrios bajos del norte para ver si hayamos una sustancia desconocida.

—Todo se está volviendo complicado aquí —toma la jeringa y vaccea sangre dentro de un recipiente de vidrio más pequeño— así que lo más seguro es de que te vayas con tu hermana, allá en California estarás más segura.

Pongo una gota de la sangre colocándola en la pequeña ficha de vidrio.

—Pero solo el verano, eh —contesto graciosa viendo las partículas a través del microscopio.

Todo está bien, los glóbulos rojos y blancos están en perfecto estado, el plasma está bien al igual que el colesterol balanceado.

《Sin duda alguna era un drogadicto que se alimentaba bien》

Sigo haciendo observaciones y escribiendo los avances en el BlackBerry.


***




—¡Basta, Yamcha! —grito muerta de la risa— ¡por favor ya no me hagas cosquillas! —me retuerzo bajo su ataque.

—Hola, chicos —saluda Krilin llegando a nosotros.

Yamcha se aparta y por fin puedo respirar, levanto mi espalda del pasto sacudiéndome.

—Hola, Krilin —lo saludo ganándome una sonrisa de su parte— ¿acaba de empezar tu hora de almuerzo?

—Sí —responde— ¿han visto a Goku? El coronel me mandó a buscarlo, creo que necesitan a todo el equipo élite reunido.

—No lo hemos visto —responde Yamcha— ¿ya intentaste llamarlo?

—Sí pero ya saben cómo es Goku de despistado —suelta un suspiro resignado— ¿qué más da?

Se deja caer a un lado de nosotros y saca su almuerzo.

—¿Alguien quiere? —pregunta.

—Yo si —responde Yamcha y devora la comida junto con Krilin— ¿tu no quieres? —me pregunta con la boca llena.

Niego y hago una mueca de asco.

—Me tengo que ir —anuncio levantándome del césped, el Parlamento Bicameral es una corporación muy grande.

Soldados por aquí, soldados por allá. Mi padre se especializa en la investigación de laboratorio y de campo, en casa trabaja haciendo inventos para la sociedad.

La Corporación Capsula es una de las más grandes empresas de Japón y del mundo.

Saco una capsula de mi bolso y la boto en el suelo sacando un auto rojo.

Conduzco directo a casa, mamá me espera con un delicioso estofado: albóndigas con salsa a la boloñesa.

—Hola, ma —saludo entrando a la casa.

—Hola, querida —me saluda de beso— ¿qué tal te fue hoy en la oficina con tu padre? —me sonríe.

—Muy bien, me reconcilie con Yamcha —me quito la sudadera colgándola en la silla.

—Ho, ho, ho, —se ríe poniendo su mano sobre su boca— nunca cambiarás, pero me alegro por ti, cariño —tomamos asiento en la mesa— si tu eres feliz yo también lo soy —le sonrío.

Mi madre es muy cariñosa conmigo, también es muy despistada, todo lo contrario a mi padre.

Ambos se conocieron porque sus padres hicieron negocios y sus hijos se tenían que casar para que pudieran reforzar el trato.

Al principio ninguno quería estar con el otro, pero tampoco se trataban mal, poco a poco se fueron conociendo hasta quedar profundamente enamorados.

Nos disponemos a degustar el delicioso platillo.



***




《Nuevo día, nuevo trabajo》

—Hola, Bulma —me saluda Goku— ¿hoy no tienes clases?

—No, hoy es sábado —respondo obvia.

—Oh, ¿enserio? —pregunta sorprendido.

Goku es ese tipo de hombre que hacen y piensan como niños, es muy despistado y tonto, aunque para los combates es el mejor.

—Capitán Son Goku —lo llaman, ambos volteamos atrás y esta el coronel Piccolo.

Goku y Piccolo compitieron por el ascenso a coronel, pero Piccolo ganó al ser el mejor estratega dejando como capitán a Goku.

Ambos le dirigimos un saludo militar.

—Pido permiso para retirarme —pido.

—Permiso concedido —responde el hombre serio.

Sigo mi camino, estar en el Parlamento Bicameral es muy estresante para una mujer, este sistema está lleno de machismo, pero agradezco que mis amigos me traten como si tuviera el mismo rango que ellos.

—¡Todos diríjanse a los vehículos! —anuncian a través de las bocinas— ¡código rojo, repito, código rojo!

Los soldados comienzan a alborotarse y a subir armamento pesado a los camiones de guerra.

《¿Qué esta pasando aquí?》

Me hago a un lado al ser atropellada por varios hombres. Ten Shin Han pasa a mi lado y lo detengo.

—¿Qué está pasando? —pregunto asustada.

—La mafia Japonesa está atacando el frente de la Capital del Oeste —responde rápido y se va.

Rápido corro a la torre administrativa, soy una inventora, científica, aventurera y sargento, no me quedaré con los brazos cruzados mientras esos gorilas atacan mi ciudad.

Me abro paso entre todos hasta llegar a la oficina de control, me coloco enfrente del micrófono y me pongo los auriculares.

—Bueno, bueno, torre de control ¿me escuchan? —pregunto.

—Fuerte y claro mi sargento —responde Krilin— estamos entrando a la escena de fuego necesito que nos indique la cantidad de guerreros.

Monitoreo las cámaras cambiando de ángulos, son demasiados, y tienen armamento pesado, un par de personas están transfiriendo mercancía de una camioneta a otra mientras los demás los cubren disparando a los soldados.

—Hay alrededor de veinte criminales en el club nocturno —le informo— están pasando la mercancía atrás del club pero ahí hay como unos cincuenta más.

—Bien —responde Piccolo serio— escuadrón A, entra por la lateral derecha —ordena— escuadrón C en la lateral izquierda, los demás entramos por el frente.

Veo como todos empiezan a hacer su trabajo, los disparos inundan la calle, la mayoría de los criminales caen.

Trato de gravarme los rostros de los malos, pero la vista es muy  borrosa, solo veo como un hombre con cabello en forma de flama se monta a la Hummer y comienza a conducir

—Apúrense, las camionetas se comienzan a alejar —comento.

Cambio de cámara, Yamcha se acerca a uno de ellos, intenta disparar pero rápido le quitan el arma, un hombre alto, fornido y calvo comienza a golpearlo a lo animal.

Lo derriba y comienza a patearlo, el pelinegro se retuerce de dolor tratando de cubrirse la cabeza pero el calvo empieza a aplastarle la cabeza disfrutando de su dolor.

《Yamcha, resiste por favor》

—¡Soldado caído, soldado caído! —grito a través del micrófono— el teniente Yamcha está siendo brutalmente golpeado en el ala oeste, necesita ayuda.

—La ayuda va para allá —me responde alguien.

Mis ojos comienzan a cristalizarse ¿quién sería tan cruel para lastimar a una persona de esa manera?

Todos empiezan a retirarse y los soldados llenan la zona asegurándola.

—El grupo de los Sayayin ha vuelto a atacar la ciudad —los noticieros no se hacen esperar— se cree que el ataque fue liderado por el Príncipe de la mafia —volteo hacia el televisor escuchando a la reportera— la escena parece un charco de sangre, la mayoría de los caídos han sido los mismos, hasta ahora se reportan cuatro soldados heridos y uno está muy grave, ya fue ingresado al hospital militar pero lastimosamente hay mucha probabilidad de que no sobreviva.

Dejo de escuchar, todo me rezumba en los oídos, dirijo mis manos a mi cabeza sujetándola, las lágrimas comienzan a caer.

《Yamcha, tienes que resistir》

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