Capítulo 34

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Maratón
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Bulma.

Virginia Occidental no es tan malo, pero tampoco me gusta estar aquí, hemos estado viviendo aquí un mes, todos nos llamas forasteras, estoy pensando seriamente en que nos mudemos a una ciudad, pero eso sería arriesgarnos demasiado a que nos encuentren.

Sigo leyendo el periódico de hoy, este pueblo es muy tranquilo, tampoco es muy popular así que nadie lo visita muy seguido.

No es la vida que quería pero es mejor que nada, no me arrepiento de haberme marchado, si me hubiera quedado, mi vida correría peligro a cada instante aunque sé que Vegeta me hubiera cuidado en todo momento pero eso no quita el hecho de que sea un monstruo como todos ellos.

Nila y yo hemos conseguido trabajo como maestras en una escuela no muy lejos de aquí, aún no sé si nos quedaremos mucho o poco tiempo, espero que poco, odio la nostalgia que me hace sentir esta gente.

Tenemos que tener suficiente dinero en caso de huir otra vez, ahorraremos todo lo que podamos y viviremos como personas comunes. Nila saca unos cuantos millones de dólares de la cuenta de Vegeta, además de mi propia cuenta como hija del General y Doctor Brief.

《Aún no superó lo de mi padre》

—¡Ya llegué, cariño! —grita Nila, el pueblo cree que somos pareja y la castaña se lo está tomando muy enserio— la vecina de alado nos cocinó un lindo pastel.

Salgo del estudio y camino hacia ella, un aroma de pastel recién rodeado llega a mis fosas nasales, el asco me invade y las ganas de devolver todo mi almuerzo también.

Corro al baño que está debajo de las escaleras y vomito todo.

—Muñeca, no es normal que vomites a cada rato, y menos al ver algo tan delicioso como un pastel de frambuesas —dice Nila llegando a mi, sostiene mi cabello en una coleta.

—Es sólo una mala racha —volteo a verla pero me devuelvo rápido y vuelvo a vomitar en el retrete.

—¿Y si estás embarazada? —pregunta asustada— dime que te cuidabas.

—Por supuesto que sí, tu y yo tomamos el mismo método anticonceptivo —respondo obvia— la inyecciones trimestralmente.

—¡La última vez fue hace cuatro meses! —se aleja— ¡estás embarazada!

La volteo a ver asustada.

—No, eso no pude ser cierto —respondo pero el pánico me invade— yo no estoy embarazada.

《Yo no puedo estar embarazada, no ahora》

—¡Esto no puede estar pasando! —se altera haciendo que yo me altere igual.

—¡No digas eso!

—Solo hay una forma de saberlo —me mira fijamente— ya mismo voy a la farmacia.

Veo como sale disparada de la habitación para después escuchar el portazo que da al salir de la casa.


***

—¿Y ahora que? —pregunta la castaña más nerviosa que yo— Bulma, esto complica las cosas.

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora