Capítulo 14

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Vegeta.

Todo es un desastre, malditos militares han echado a perder otra de mis entregas.

Hace menos de una hora los Guerreros Z confiscaron mi embarcación de droga.

Azoto mi puño en la pared furioso.

—Tienen que recuperar ese barco —exijo.

—Pero es imposible hacer eso —dice Raditz.

—Háganlo posible —digo— ahí van dos toneladas de cocaína y más de cien mil millones de dólares de la DX.

Me sigo paseando por la sala de reunión, mis hombres son unos completos idiotas.

—Llamemos al General Brief y pidámosle el barco —responde pacífico 17.

—No me importa lo que tengan que hacer pero tienen que recuperarlo ¡ya! —sentenció.

Salgo de la sala, camino por los solitarios pasillos del palacio.

—¡Vegeta! —ignoro el llamado— ¡Vegeta! ¡mi amor!

Mi paso es interrumpido por la melosa de Cherry, se cuelga de mi cuello e intenta besarme.

—No estés de empalagosa —digo tratando de quitármela de encima.

—Dime que no es cierto —dice con su típica voz chillona— dime que no me has cambiado y que tú única mujer soy yo —unde su rostro en mi cuello.

—Quítate —vuelvo a decir.

Se aferra a mi como si su vida dependiera de ello.

—Yo soy mejor que esa niña —insiste— ¿Cómo te pudiste haber fijado en una niña?

—Cherry, no me hagas perder la paciencia y bájate de mi —digo molesto.

Se baja a regañadientes de mi, la aparto y sigo mi camino.

—Quiero una explicación —me sigue el paso— apuesto que ni es mayor de edad —no le respondo, simplemente la ignoro— ¿a caso ya olvidaste todo lo que hemos pasado juntos?

Entro en el salón de entrenamiento, algo que odio de Cherry es su persistencia.

—Vegeta, por favor déjame mostrarte que soy mejor que esa mocosa.

Que quito la capa quedando en mi traje azul, empiezo a enrollar una venda en mi mano pero rápido Cherry me ayuda a colocarla.

—Solo dime que tengo que hacer para poder tenerte devuelta —bajo la mirada encontrándome con sus ojos azules.

Cherry es una mujer muy sensual, no por nada la hice mi amante oficial.

Me alejo de ella y comienzo a darle golpes al saco de boxeo.

Siento como sus manos me abrazan por detrás haciendo que detenga los golpes, comienza a recorrerme el torso cubierto por la tela de mi traje.

—¿Te acuerdas de lo bien que la pasábamos aquí? —susurra sensualmente en mi oído calentándome.

Tomo su mano jalándola hacia mí besándola vorazmente. La arrincono en la pared, sus manos me quitan la ropa quedando solo en bóxer.

Le desgarró la parte de enfrente de la blusa y las bragas, subo su falda hasta su cintura.

Me introduzco en ella de una fuerte estocada haciéndola gemir, le devoro el cuello y las tetas mientras me muevo con rudeza dentro de ella.

—Oh, sí mi amor —gime— te extrañe tanto.

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora