Capítulo 5

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Bulma.


Me acurruco más en mi cama sacudiéndome la nariz con un pañuelo desechable. Tama, el gato de mi padre, de un brinco salta a la cama, comienza a ronronear cuando acaricio su pelaje negro.

—Cariño, tienes que salir de esa cama —dice Nila al otro lado de la línea— deja de llorar por él, no se lo merece.

—¿Por qué no me puede ser fiel una vez en la vida? —pregunto entre el llanto.

Cambio de posición en la cama, me estiro de piernas y brazos dejando el teléfono en altavoz.

—Porque es un idiota —contesta como si fuera lo más obvio del mundo— tienes que conocer a más personas, te estas ahogando en un vaso de agua.

—Ya no sé qué hacer, me mandó un mensaje donde dice que me extraña —le respondo, se escucha un suspiro mostrándome toda su frustración.

—Amiga, date cuenta —toma una bocanada de aire, aunque no la vea la escucho.

《Se está controlando para no gritarme》

—Tengo una idea, ahorita estoy en Irak pero el viernes llevaré armamento a la central donde trabajas, así que el sábado te bañas, te pones bien perra y nos vamos a algún club de la ciudad ¿entendido? —suena más a una orden que a una sugerencia.

El gato se acuesta en mi cara dejándome libre solamente la boca y nariz.

Sorbo por mi nariz y asiento.

《Que tonta, no me puede ver》

—Sí —respondo en un hilo de voz.

—Bueno, muñeca, me tengo que ir, mi coronel me llama, cuídate mucho y no vuelvas a caer en las redes de ese idiota —sin esperar mi respuesta cuelga.

Mi cuarto es un desastre, al igual que mi vida amorosa.

Hace unas noches salí con mi madre a cenar a un restaurante, pero no contaba con que Yamcha estaría ahí con una chica, creí que era alguien del Parlamento Bicameral así que no le di importancia, pero cuando mi mamá me dijo que se estaban besando voltee a verlos para confirmar lo que decía mi mamá.

Me sentí como una tonta, pero sé que yo tuve la culpa por volver a creerle, pero esta vez ya no será igual… espero.

Salí corriendo del restaurante, no le reclame ni nada hasta el día siguiente, y desde entonces he estado encerrada en mi habitación sintiéndome poca cosa.



***




El laboratorio que posee mi padre es enorme, ahora mismo me encuentro arreglando una parte de la máquina de sistematización.

Prendo la furgoneta y corto el metal en dos, las chispas salen a brotes.

Después de un rato de seguir cortando me quito el casco, no me logro concentrar en nada y odio sentirme así.

Me dejo caer en la silla metálica sintiéndome una completa tonta, me quito los guantes y el delantal, es mejor no hacer esto a, hacerlo y hacerlo mal.

Miro el techo, como si esperara una respuesta de su parte, volteo a mi alrededor, muchas cosas por aquí y por allá, material viscoso, sólido, líquido y gaseoso encerrado en botellas especiales, una bocina entra en mi campo de visión.

《Mi padre queriendo instalar bocinas en todos lados, literal》

Pulso el botón de reproducir en el control remoto. La habitación se inunda de la hermosa voz de Cyndi Lauper con la canción de Girls Just Want To Have Fun.

Tarareo y muevo mi cabeza al ritmo de la música, sé que si escucho música triste me pondré más triste y no soy una masoquista, bueno no al menos en este aspecto.

Por fin logro concentrarme, vuelvo a ponerme el equipo de seguridad y sigo con mi trabajo de arreglar dicho aparato.



***



—Ministro Hit —hablo y le dirijo un saludo militar.

—¿Cómo va la descarga? —pregunta llegando a mi lado, ambos volteamos al frente viendo a los soldados descargar los helicópteros  y aviones militares.

—500 multilanzadores de misiles, 500 cañones ligeros y 5,000 armas de infantería que incluyen: ametralladora ligera y pesada, rifle de francotirador, subfusiles, todo tipo de fusiles, lanzagranadas,  lanzacohetes, pistolas de alto calibre, bayonetas y cuchillos de combate —respondo— tal y como lo pidió, señor.

—Muy bien, necesito el informe en dos horas, sargento —ordena y se marcha.

Tomo un respiro, es tedioso hacer este tipo de tareas, los informes son lo peor del mundo.

Nila viene a paso firme, su cabello castaño está atado en una coleta alta al igual que el mío, su uniforme de camuflaje le luce espectacular.

—Hola, muñeca —me aprieta en un abrazo reconfortante pero sus facciones se distorsionan mostrándose duras— ¿dónde está ese idiota? ¡ahorita mismo le patearé las pelotas! —espeta enojada y lo comienza a buscar con la mirada.

—Basta de eso —ruedo los ojos divertida— lo he estado evitando todo el día, así que no sé.

Me encojo de hombros, Piccolo pasa alado de nosotras, Nila no tarda en escanearlo de pies a cabeza mordiéndose su labio inferior junto con una sonrisa.

《Esta chica si que está loca》

—¡Déjate de comer a mi coronel con la mirada! —le reclamo.

—Yo no tengo la culpa de que tu coronel sea tan sexy —su mirada regresa a mi y sigue conservando la pequeña sonrisa, levanto las cejas de forma incrédula— ¿qué? —se defiende— sabes que a mi me gustan los hombres serios —me guiña un ojo coqueta.

—Como sea —le resto importancia— tengo el día muy ocupado, te veo mañana ¿vale? —asiente frenéticamente emocionada.

—Te veo mañana, muñeca —responde, me despido dándome la vuelta.

Una palmada en mi trasero hace que me sobresalte en mi lugar, volteo y mi amiga se está haciendo como si la virgen le hablara, entrecierro los ojos acusándola con la mirada, sé que ha sido ella la que ha nalgueado. Volteo y sigo con mi camino

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora