Capítulo 10

650 71 6
                                    

Maratón porque si xD
1/3


Todo está oscuro y solo, no quiero moverme de la cama, tengo miedo de que en cualquier momento me acechen, aún estoy en la mansión que está llena de mafiosos, asesinos, ejecutores y todas esas personas enfermas que se divierten al matar gente inocente.

Señorita —entra la misma mujer que me atendió ayer— ya es medio día, debería de alistarse, el Príncipe la espera abajo —jala las cortinas y toda la luz entra deslumbrándome haciendo que me cubra con las sabanas.

—No quiero salir —le respondo.

—Por favor haga caso, las personas aquí son muy malas —responde en un susurro— y más si se trata del Príncipe Vegeta, él es un ser despiadado.

Deja ropa en la orilla de la cama y se dispone a ignorarme mientras hace el aseo.

Aún no sé cuál es el plan del Príncipe de la Mafia al tenerme con él pero sé que no es nada bueno.

Mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados.

Me baño y me visto, la empleada me guía por toda la mansión.

Los hombres no dejan de verme como si fuera un pedazo de carne y odio eso, sigo de largo pero un hombre me da un nalgada que me hace parar.

—¡¿Qué te pasa?! —le grito enojada pero me sonríe perversamente.

Ven para acá, perra —dice y empieza a caminar hacia mi.

Todo mi valor se va por un carajo y comienzo a correr, la empleada no me ayuda ni nada, el sujeto me alcanza tomándome por el antebrazo.

—Suéltame —pido.

—Lo haré cuando yo quiera maldita ramera —responde enojado.

—Te dijo que la soltaras —volteo a ver de donde proviene esa voz.

Una rubia sale de las sombras con un cuchillo en mano.

—Lárgate, mascota, esto no te incumbe —responde tajante el hombre con cicatriz en la cara.

—No me hagas usarlo  —responde divertida la rubia dándole vueltas al objeto puntiagudo— además, ¿sabías que esta apartada para Vegeta?

Al escuchar aquel nombre el tipo de la cicatriz comienza a sudar y a temblar.

—¿Del…del Príncipe Vegeta? —titubea y la ojiazul asiente— oh, lo siento tanto —se disculpa y me suelta.

Hace una reverencia antes de irse despavorido por donde vino.

《¿A este que le pasa?》

—Gracias —le respondo a la rubia con ojos de dagas.

—No agradezcas aún, querida —se acerca a mi aún con el cuchillo en la mano— nos eres más útil viva que muerta —sonríe maliciosamente dejándome confundida— es por ahí —señala la puerta del final.

Asiento y camino, volteo de vez en vez y su mirada sigue en mi, como si disfrutara de mis movimientos.

Abro las enormes puertas, parece un restaurante, hay varias mesas y en ellas están desayunando los criminales.

《¿Cómo fue que me metí en esto?》

Unos hombres con armaduras me escoltan hasta una mesa donde está el temible peligro.

Tomo asiento a su lado, todo mi cuerpo tiembla del pánico, no sé qué hacer o qué decir, sin embargo él está pacíficamente sentado bebiendo de su copa y disfrutando del espectáculo.

Viste una armadura como casi todos los Sayayin pero esta trae un capa consigo.

Voltea a verme y rápido desvío la mirada.

—Come —ordena.

Un delicioso desayuno me espera pero realmente no tengo apetito.

《Tengo que comportarme si quiero salir con vida》

—Sean todos bienvenidos —levanto la mirada y hay un tipo gordo rosa hablando por el micrófono— la venta de esclavos comenzará mientras ustedes degustan sus deliciosos platillos.

—¿Qué es eso de la venta de esclavos? —le pregunto temerosa al hombre que está a mi lado.

—Espera y verás —contesta simple , pero su simple presencia hace temblar a cualquiera.

—Para empezar, tenemos a un teniente de la fuerza naval de los Estados Unidos de América —anuncia el hombre regordete— ¿quién quiere empezar?

Varias personas ofrecen mucho dinero por ellos. La venta de esclavos es idéntica a como lo hacían en la Edad Media pero con la diferencia de que aquí solo venden a personas que forman parte del gobierno, como militares, presidentes, diputados, senadores y de más.

—Por último tenemos a un pequeñín pero así como lo ven es integrante de los Guerreros Z —eso llama mi atención, del telón salen Krilin.

《¿Qué hace Krilin aquí?》

—Ofrezco doce mil dólares —dice un tipo, lo reconozco al instante, el hermano mayor de Frezeer, Cooler.

《¡No puedo dejar que esto pase!》

—Ofrezco veinte mil dólares —digo, todas las miradas se posan en mi incluyendo al peligro de mi lado.

—¿Alguien da más? —pregunta el del micrófono.

—Treinta mil dólares —vuelve a oferta Cooler.

《Si él lo compra sepa Dios que le vaya hacer》

—Cuarenta mil dólares —recontra oferto.

—¿Porqué tanto interés? —pregunta enojado Cooler caminando hacia mí.

Su altura y expresión me aterran, está muy enojado.

—Yo.. yo… —balbuceo.

—¿Quién te crees, perra? —llega hasta mi y juro que parece búfalo al soltar aire por la nariz. Me encojo en mi lugar.

—Más vale que le largues —esa voz, esa jodida voz.

—Ya veo… eres el nuevo juguete de Vegeta —responde apretando los puños.

El hombre con cabello de flama se levanta y quedo en medio de los dos, nunca me había sentido tan intimidada.

—No lo repetiré dos veces —dice firme el pelinegro— ¿o quieres que te lo haga entender a golpes?

Cooler abre la boca para decir algo pero rápido se calla, me da una última mirada llena de ira y se marcha del salón.

Todas las personas nos miran expectantes.

—Esto se acaba, ¡todos fuera! —ordena y es imposible no obedecer con esa voz que se carga.

El salón queda vacío en un dos por tres. Solo él y yo.

—Lo.. lo siento —respondo sin verlo.

—Te dije que me perteneces —habla y volteo a verlo.

《¡Es tan guapo! ¿Qué me está pasando?》

—Nadie insulta ni ofende lo que es mío ¿de acuerdo? —asiento. La habilidad del habla se me ha ido— prepárate, nos marcharemos en una hora.

Se va dejándome sola, como siempre.


𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora