Capítulo 12

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Lo prometido es deuda.
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Vegeta.

—Príncipe Vegeta —me llama un subordinado— aquí esta el esclavo que compro —dice y le entregan a Nappa el enano.

《¿Por qué estoy haciendo esto?》

Yo mismo di a este insecto para que lo vendieran y lo termine comprando.

—Qué bueno que la azulita lo compró, porque sino yo lo hubiera hecho —entra 18.

—Como sea, este insecto ahora le pertenece a Bulma —respondo sin verla y  hago la transferencia de cuarenta mil dólares.

《Como si eso valiera el insecto》

—¿Desde cuando la llamas por su nombre? —se burla— sea lo que sea que vayas hacer con ella,  primero tenemos que amenazar al general Brief para que podamos mover la mercancía.

—¿Sabes algo de Frezeer? —le pregunto de manera tajante cambiando de tema.

—Ayer lo perseguí por el bosque al mismo tiempo en que peleábamos con los Guerreros Z pero no lo encontramos.

—Odio tu incompetencia —le reprocho— más te vale que lo tengan ellos a que se te haya escapado, porque si no es así, tú misma verás las consecuencias —amenazo.

—Como ordenes —responde.

Salgo de ahí, camino por los pasillos del gran salón.

—Vaya, Vegeta, al parecer tu nuevo juguete te importa —volteo a ver a Cooler que está recargado en el muro viendo una daga que tiene en la mano.

—No digas tonterías —le respondo.

—Tenemos a un coronel de la central de Lyon, Francia —dice— quiero compartir mi esclavo contigo, hay que saber que sabe él.

Una sonrisa aparece en su rostro, el maldito de Cooler es demasiado tacaño y doble cara, algo debe de estar planeando.

—Bien, andando —acepto.

Llegamos a una sala blanca donde tienen atado al coronel.

Varios hombres están dispersos en la sala.

—¿Quieres empezar? —ofrece.

Camino al golpeado coronel, necesito saber quien demonios se encarga de su sistema satelital.

—Más vale que hables por las buenas —ordeno— te preguntaré esto sutil mente, ¿quién es el encargado del sistema satelital?

No dice nada, solo se me queda viendo, odio que nunca me respondan.

—Juguemos algo —tomo un revólver— ¿sabes en qué consiste la ruleta rusa? —comienza a temblar ante mi pregunta—Meteré solo una bala —saco todas las balas del tambor y le enseño una y la vuelvo a meter, giro el cilindro y coloco el cañón en su sien— ahora dime.

—N…no pue —presiono el gatillo interrumpiéndolo.

—Vaya, eres un hijo de puta con suerte —digo

—Por favor no —pide con los ojos cerrado.

—Dime lo que quiero —no contesta y vuelvo a jalar del gatillo— te estoy dando una tercera oportunidad, este revolver solo tiene tambor para cinco balas y ya van dos.

—No puedo decir nada, mi patria es… —lo vuelvo a interrumpir jalando del gatillo— ¡Okey, Okey! ¡te lo diré!

—Habla —demando.

—So…solo sé que hay una…una chica muy brillante en el Parlamento Bicameral de Japón —titubea— nunca la he visto en persona pero… es hija del general Brief, no estoy seguro —se remueve incomodo  en su asiento.

《Bulma》

Sonrío para mis adentros.

—Bien, eso es todo —respondo y suelto el revólver.

—Sigo yo —anuncia Cooler con un martillo en su mano— ¿quién mierdas les está dando información de mis movimientos? —pregunta.

No tengo tiempo para esto, salgo de ahí no antes de ver como le rompe la mano al rehusarse.



***



De doy una última calada al cigarro antes de apagarlo en el cenicero.

—¿Porqué estas dando estas órdenes? Pensé que la torturaríamos hasta que nos dijera todo —se queja 18.

—Mis órdenes no se cuestionan, sólo se cumplen y punto —ordeno.

Todos en el despacho asienten sumisos.

—Ahora largo —el despacho queda vacío.

Sigo con los papeles de mis negocios.

La noche cae, me dirijo a mi alcoba, la peliazul me espera atemorizada en un rincón, la recorro de pies a cabeza con la mirada.

《Su piel tan blanca y frágil》

—¿Qué es lo que me harán? —es lo primero que pregunta.

Me comienzo a desvestir ignorándola.

—Tengo todo un imperio que atender y no tengo tiempo para perderlo en este tipo de conversaciones —respondo y entro al baño para darme un ducha.

Al poco tiempo salgo con una toalla enredada en la cadera.

—Tienes que hacer lo que te pida ¿de acuerdo? —digo.

Asiente no muy convencida.

—Desnúdate —ordeno.

—No lo haré —responde abrazándose a mi misma.

—Mira, pequeña —me acerco quedando a centímetros de su rostro la agarro por la nuca para que no se aleje— lo harás por las buenas o por las malas, de ti depende si quieres ser tratada como una princesa o como un prisionera.

Contesto enojado, las lágrimas le llenan los ojos y comienza a quitarse la ropa poco a poco.

—Siéntate en la cama —ordeno y camina sentándose en la orilla solo con ropa interior.

Me suelto la toalla, su mirada se dirige  abajo tragando duro.

《Le gusta lo que ve》

Tomo mi polla con mi mano izquierda pasándola de arriba abajo dejando que se hinche aún más.

Me inclino para devorarle la boca y después besarle el cuello, tan suave y delicioso. Me subo encima de ella quedando recostados, mis manos se dirigen a sus caderas acariciándola para después romperle las bragas blancas.

Suelta un pequeño jadeo, le quito el bra y dirijo mi boca a sus voluptuosos pechos. Sus manos se dirigen a mí espalda y nuca.

—Por favor no me hagas daño —pide entre jadeos.

—Nunca —respondo y vuelvo a devorarle la boca.


𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora