Capítulo 29

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Bulma.

Salgo de la Galería Vittorio Emanuel II. Los guardias cargan lo que he comprado, aquí venden unos deliciosos postres, también compré varios artefactos históricos que costaban un ojo de la cara, pero gracias a mi marido, he podido pagarlo todo.

—A la mansión —ordeno y la camioneta se pone en marcha seguida de las demás.

—Como ordene —responde el chófer.

En un par de horas llegamos a la mansión de Frezeer, está esta muy alejada de la ciudad, está rodeada de puro bosque pero eso solo la hace ver más misteriosa y de clase.

Hay demasiadas camionetas en la entrada, Vegeta ha tenido que salir del país y del continente hace una semana, supongo que ya ha regresado.

Feliz, camino hasta la camioneta principal y toco la ventanilla, mi sonrisa desaparece cuando veo a Jiren, el líder de la Bratva, retrocedo disculpándome y entro a la casa confundida.

《¿Qué hace él aquí?》

Esto es muy extraño ¿están haciendo una reunión? ¿Sin Vegeta? Esto está mal, se supone que no se pueden reunir sin el Rey.

《Tengo que avisarle》

Llego a mi cuarto marcándole por teléfono pero el muy idiota no contesta.

《¡Qué le den!》

Le marcó por octava vez hasta que decide contestar:

—¿Bueno? —la voz chillona de Cherry hace que me ponga de mal humor.

—Pon a Vegeta al teléfono —demando.

—¿Quién es? —pregunta como si realmente no supiera.

—Su esposa —me muerdo la lengua para no gritarle— ponlo al puto teléfono ¡ya!

—Lo siento, está en una junta muy importante de negocios —responde, en el fondo se escuchan más voces femeninas— ¿le quiere dejar algún mensa… —no la dejo terminar y cuelgo.

《¿Por qué ella tiene su maldito teléfono?》

Me sobo las sienes tratando de liberar un poco el estrés, la simple presencia de Cherry me pone mal, pero escuchar su voz y saber que está con él, es otro nivel de enojo.

《¿Qué es esto? Tengo ganas de matarla y a él por estar con ella ¿qué me pasa?》

Nunca había sentido tal sensación en mi vida. Juro que cuando lo vea, no se librará de mi.

Mis días los paso disfrutando de tan bella ciudad, los guardias siempre me acompañan, realmente lo agradezco, me hacen sentir más segura, pero aún así no puedo evitar la sensación de sentirme observada a cada paso que doy.

***

Observo el asteroide Oumuamua a través del telescopio desde mi balcón, se ve magnífico, me recargo más de lo debido en la mesa haciendo que el instrumento se caiga, joder, ahora tengo que caminar hasta el jardín y recogerlo, espero que aún sirva.

Bajo a la primera planta, ya hay menos guardias que antes, me siento menos sofocada, algo que caracteriza la mansión son sus paredes y techos de piedras, aparte de la escasa luz.

Llego hasta el telescopio, lo tomo pero la mitad de este se cae de nuevo. Se ha roto todo.

—Es una magnífica noche para estar sola —salto del susto y volteo a ver a la persona que me ha hablado— puedo pedir que te traigan otro enseguida —señala el telescopio roto.

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂 𝑱𝒂𝒑𝒐𝒏𝒆𝒔𝒂 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora