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—Mi padre nos llevará a la escuela.

Siyeon se estaba alistando en el baño, mientras Sua ya estaba lista y esperando.

—Yo traje mi moto.

—Te recuerdo que hoy no puedes conducir tu moto, y yo no tengo idea de como se hace.

—Oh rayos, lo olvidé por un momento—su voz denotaba arrepentimiento—no debí traerla.

—Estás en el baño, cambiándote, mientras observas mi cuerpo y ¿se te olvidó que eres otra persona?

—¡Oye!—Siyeon salió del baño, ya lista—no estaba observando tu cuerpo, sólo lo necesario—su expresión era de disgusto—con todo esto me empieza a preocupar lo que tú haces con mi cuerpo.

Sua no pudo evitar reírse a carcajadas, después de todo le gustaba molestarla.

—No soy una pervertida, tranquila—le sonrió ya más relajada.

—Eso dicen los pervertidos.

Al llegar a la escuela Siyeon aún se sentía mal por dejar su moto en la casa de Sua, pero no tenía más opción después de todo.

—No te preocupes, mañana puedes pasar por tu moto—Sua notó la expresión de Siyeon.

—Y ¿ahora qué?

—Por el momento sólo queda continuar como si nada, hasta encontrar una solución.

Un pequeño bostezo se escapó de parte de Siyeon, ambas estaban cansadas luego de no haber dormido bien.

—Bueno—Siyeon estaba lista para comenzar su día en el cuerpo de SuA—no olvides, no hacer nada que yo no haría.

—Digo lo mismo.

Siyeon fue al baño de la escuela justo antes de que la clase comenzará, necesitaba refrescar su rostro para poder aguantar despierta. Mientras observaba el espejo no podía negar lo bien que se veía Sua aún con el cansancio encima, después de todo si era bonita pensó, su larga melena color miel combinaba con sus ojos cafés claros, labios delgados y finos, una nariz grande pero que encajaba perfectamente en su rostro. Entonces se dió cuenta de sus propios pensamientos y se llevó más agua a la cara para despertar de su trance.

—Me estoy volviendo loca.

—¡Sua!

Siyeon se sorprendió volteando rápidamente para toparse con Jiu quién le sonreía alegremente.

—Oh, hola Jiu.

—¿Cómo te fue anoche?—Jiu levantó una ceja con una expresión algo graciosa—o ya estás dispuesta a contarme la verdad.

Siyeon no entendía a que se refería, Sua no le comentó nada respecto a Jiu, ni siquiera sabía que ya se habían reconciliado.

—¿Eh?—confusión en su rostro.

—Lo que me contaste ayer—Jiu se acercó, cubriendo su boca de lado con una mano, como quién está listo para soltar un secreto—lo del intercambio de cuerpo.

Siyeon se quedó muda, así que Sua le contó, pero ¿qué tanto le contó?

—Tú... ¿Tú lo sabes?

Jiu se percató de que la chica estaba actuando muy extraño y entonces recordó lo que su amiga dijo ayer “intercambiamos de cuerpo cada día por medio”.

—¿Siyeon?

Jiu estaba demasiado sorprendida, después de todo, Sua tal vez no estaba jugando con ella.

En tus zapatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora