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16:30 de la tarde me desperté por el grito de mi vieja que hablaba a Joaco diciéndole que lo habían venido a buscar, me abrí en la cama, busqué el celular, desconecté el cargador y bajé bostezando por las escaleras. Al llegar a la cocina gire mi cabeza hacia el sillón fue entonces cuando ví sentado a Benjamín pues me sorprendió verlo ahí. Lo saludé desde la heladera y tomé agua, luego acercándome como para "simpatizar" le pregunté si quería algo para tomar pero no quiso nada, hasta eso bajaba Joaco contando billetes y me invitó a ir al ciber a jugar un PES. No tenía nada que hacer (literalmente), así que acepté en ir.
El partido venía bien íbamos dos a uno, encima en el primer tiempo. Con Joaco éramos equipo y Benjamín jugaba con su amigo llamado Gabriel. No tanta victoria para el vaguito que se calentó por un halago, Juaco no le dió bola y continúo jugando pero se re notaba que el flaco era un toro enjaulado, tan caliente estaba que metió un golazo y nos gritó el gol en la cara brutalmente y ahí fué cuando Joaco se calentó también.- ¡¿qué te pasa pelotudo?! - gritó empujándolo. En ese momento Benjamín se enfureció y quiso golpear a Joaco, entonces traté de calmarlos cuando me miró entre cejas.
- ¡Vos no te metas que la cosa es con este marica! - Joaco se había enojado mucho pero no quería tener peleas así que salió del ciber muy enojado. Lo miré fijo y me fuí con mi hermano mientras lo seguía, corrí y lo tomé de los hombros.
- Bueno ya está, ¿Estás bien? - tratando de tranquilizarlo.
- ¡Si, pero quién se cree el tarado ese que se calienta por un juego! - dijo en voz alta y muy enfadado.
Luego del cruce de palabras, miré hacia atrás y el vaguito corría detrás de nosotros para alcanzarnos pero hasta ese rato todo estaba tranquilo. Al parecer la bronca del tipo venía desde el día de la plaza, yo lo había notado mucho antes.
- ¿Ya te pasó? - preguntó sonriente mientras se acercaba más. Joaco miró fijamente a Benjamín de reojo y con la frente arrugada, suspiró, pero no dijo nada y siguió caminando. Le contesté a Benjamín en lugar de mi hermano diciéndole que nos íbamos a casa y que estaba todo bien pues se volvió para el ciber asintiendo sin decir una palabra.
En el camino Joaco me había dicho que cuando quise separarlos a él de Benjamín, le había apretado muy fuerte el brazo y me hizo ver que tenía un moretón, no pensé que yo había hecho algo así y no recuerdo tomarlo del brazo en ese momento pero recuerdo que lo tenía muy morado. Le aclaré sinceramente que yo no haría algo así y que nunca iba a causarle algún daño entonces supuso que había sido Benjamín puesto que me hizo enojar y le dije que se las vería conmigo por creerse un matón con un chico.Estábamos doblando la esquina para llegar a la plaza y Benjamin estaba ahí con dos chicos más, con la mirada puesta en nosotros. A Joaco no le gustaban las peleas así que asustado me dijo que no hiciera nada porque ya me conocía bastante a la hora de pelear, me tomo del brazo y me dijo que cruzaramos la calle para evitar problemas, yo enfadado le dije que quedaríamos como unos maricas en frente de ellos fue entonces que ese ego me hizo cerrar con fuerza mi puño derecho y caminar con la sangre caliente. De alguna manera sabía lo que tramaban y que cualquiera de nosotros terminaría lastimado.
Mientras cruzabamos la plaza en diagonal, sentimos pasos, risas y murmullos que nos perseguían. Joaco no evitó mirar hacia atrás y como ya lo habíamos suponido eran ellos, nos estaban siguiendo, en lo que me dijo Joaco quienes eran ví como lo tomaron de la capucha y uno de los vagos comenzaba a reírse de nosotros mirándonos fijamente a los dos.- ¿Qué pasó, te asustaste? - mientras se reían burlándose de nosotros.
- ¿Qué quieren? - pregunté rápidamente apretando la mandíbula entre cejas. Benjamín puso sus ojos en los míos.
- ¡Queremos que el mariquita se defienda solo! - dijo elevando la voz, con la mirada fija en mi hermano.
Con Joaco nos miramos y ví en sus ojos el miedo puesto que sabía que no quería pelear, en cambio yo, yo quería golpearlos para que ya no nos molestaran. De a poco estaban colmando mi paciencia pero ninguno de los dos había dado respuesta pues Benjamín se acercó unos centímetros a Joaquín.- ¿Que tenés miedo? - dijo burlón mientras se tronaba los dedos. Joaquín hizo lo mismo y yo no le sacaba la mirada a ninguno.
- ¡Yo no le tengo miedo, a nadie! - aclaró Joaco y obtuvo como respuesta la reacción.
Un golpe a puño cerrado que tiró a Joaco inconsciente al suelo los miré fijamente a los tres, fruncí el ceño, con la nariz abierta y respiración aguda de la aproximadamente posible ira.
- ¡HIJOS DE PUTA!- grité con la bronca en las venas. Mi paciencia se había acabado, estaba tan enojado que quería golpear a estos tipos.
A Benjamín lo tomé de la remera y lo empujé sacando todas mis fuerzas, que cayó al pavimento como casi inconsciente en ese momento comencé a golpearlo a puño cerrado, no tenía control en mi mente sentía el ego de verlo agonizando. En eso sentí que me agarraron de los hombros y me sacaron de ahí hasta también terminar en el suelo pero no había terminado aún porque me levanté rápido realmente iban a golpearme. Para evitar estorbos, osea a los otros dos, ví una piedra que estaba ahí no pensé mucho y la tomé y se la tiré al vaguito que del impacto y el dolor se tapaba la cara y se agachaba quejoso hacia un lado.
Quise salir corriendo por Joaco que aún continuaba doloroso a una esquina pero me agarraron y me tiraron, cuándo estaba con la mejilla apoyada al pavimento frío pude ver a mi hermano aún en el suelo inconsciente a centímetros míos. No podía levantarme, no tenía fuerza, estaba todo nublado entonces cerré mis ojos mientras no dejaba de toser en eso escuché la voz amenazante y ronca.- ¿Qué vas a hacer ahora?... ¡Ah!.
Hize lo posible para voltearme pero solo gire mi cuello y lo miré a los ojos y al igual que todos, estaba golpeado con sangre en el rostro que le bajaba de la frente. Al ver eso de nuevo sentí esa sensación rara y esta vez con muchas más ganas de golpearlo hasta que quede inconsciente como lo estaba Joaquín. Le sonreí para que supiera que conmigo había perdido pero cuando quise hacer impulso para levantarme, escuchamos la policía, el pibe no tenía opción y simplemente salió corriendo. Me levanté rápido tomando fuerzas, fuí por Joaco, lo levanté cruzando su brazo por mi espalda y dolorosos no volvimos a andar.
En casa no había nadie, subimos arriba y decidimos no contar nada tampoco volver a la plaza por un tiempo.
Así pasaron semanas y no supimos nada desde el día de la pelea. Recuerdo haberme sentido muy bien al volver a casa que los dolores pasaron rápido y mi ego y mi ánimo estaban de diez pero aún los tenía en mente. Joaco se había recuperado de los golpes, y los morados al pasar los días, desaparecían, pero había algo que me parecía raro sentía un malestar que me despertaba siempre de noche traspirado y sobresaltado. Desde ese día comencé a tener pesadillas que incluían y tenían que ver con Benjamin, aquella casa abandonada, la vieja del bastón con cara maligna, Julieta la prostituta, la pelea, mis distancias y cruces con papá y sobre todo habia comenzado a ver y oír cosas, a sentirme mareado y tener dolores de cabeza que provocaban que siempre estuviera encerrado en mi habitación, todo en mi mente se mezclaba y eso me parecía muy extraño.
Mientras tanto las noches de insomnio se presentaban, dormía muy poco y cuando lo hacía era más por las tardes. Había disminuido el apetito y las ganas de querer hacer algo.
De Julieta, Benjamín, su amigo Gabriel, lo que pasaba por la plaza, la pista, el skater y los demás, no sabíamos absolutamente nada.*****
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DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]
Novela JuvenilVOLVÍ A NACER DE 14 A 18© Mariano es un adolescente de 18 años que sufre de un trastorno esquizofrenico el cuál desconoce, y debido a eso es que su vida se vuelve más complicada de lo que ya es. Sin importar que continúe, él termina de arruinarlo to...