DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]

CAPÍTULO 23 "La vida muy corta"

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    Hacía mucho que no había vuelto a sentir extrañas sensaciones como aquella vez en que físicamente viví recuerdos que no formaban parte de mi vida pero no sabía porqué, simplemente los recordaba, era como si pudiese saber el futuro o leer mentes de personas. Quizás era al revés y las personas que se mezclaban en mis pensamientos y sensaciones sabían manipular de alguna manera mi mente así como la de ellos pero al ser extraño se me estaba haciendo costumbre pues ya lo veía en todos lados y aunque nadie lo sabía eso me inquietaba porque quería contarle a alguien pero recordaba que a lo mejor no me entenderían y es por eso que guardaba esos sueños, sensaciones y recuerdos solo para mí hasta que terminaran por completo de arruinar mi vida. En parte no era lo único que me costaba entender si no que había un montón de situaciones o cosas que me costaba entenderlas porque a pesar de ser rutinarias se volvían costumbre y la costumbre no era buena porque no quería acostumbrarme a cosas que no eran reales. Es que mi mente no estaba preparada para esas cosas o quizás lo estaba haciendo pero yo no lo entendía, o no lo notaba, o no lo quería creer, no lo quería asimilar de ese modo. Es que de cierto modo hay pequeñas cosas que no las notamos o las dejamos pasar por alto y a veces son importantes pero creo que la mayoría de las veces no le damos importancia a las pequeñas cosas y menos importancia a las que realmente nos tendrían que importar dándole más importancia a las que realmente no nos tendrían que importar pero es que las personas son así o lo son pero no lo demuestran o no lo quieren hacer notar o no lo sé. Sólo sé que me daba curiosidad el haber visto aquella mujer que me resultaba conocida puesto que cuando la ví parada de espaldas en la puerta de la casa de Alejo me surgieron dudas sospechosas de creer que era una persona que había visto antes pero no, no podría ser la persona que yo pensaba. No paraba de pensar en su figura y en esa mujer. Pero no encontraba explicación alguna, estaba confundido. ¿Por qué pensaba en ella, si no la conocía?.
Lo cierto es que la idea de ir al hospital me hacía cambiar rotundamente los pensamientos y me hacia olvidar el tema de fiestas, alcohol y mujeres, pero es que yo tenía mi madre internada y ellos sólo eran unos estúpidos jóvenes sin preocupaciones algunas con una vida perfecta y sin problemas, sin enfermedades, sin sufrimiento, sin tristeza, ni pensamientos perturbadores que los molestaran cada momento del día o tener problemas económicos porque ellos no sabían lo que era no tener dinero. A ellos eso no les molestaba, no era una preocupación como si lo era para mí en algún momento de mi vida, ya que, ahora puedo contar con ese dinero y en verdad me siento muy bien, pero a mis diesiocho años no lo estaba.

En fin, cuándo llegué al hospital me dirigí a la playa de estacionamiento, buscaba un lugar y para la suerte estaba vacía pues entonces tenía lugares libres. Cuando bajé sentí el sonido de la ambulancia llegar que de hecho de prisa bajaron a un paciente, creo que estaba grave al sentir sonar rápidamente las bocinas y ver en la manera en que actuaban los paramédicos y enfermeros en cómo bajaron al paciente y desaparecieron por la puerta de entrada. Luego mientras caminaba hacia la puerta que tenía un largo trecho desde la playa ví que unos parientes se dirigían hacia donde estaba yo mientras lloraban desconsoladamente, era una madre, creo que con su esposo y sus hijos y del otro lado estaban dos personas más y un hombre. No se veían bien estaban desanimados, sus rostros estaban tristes y hasta una de las señoras comenzó a llorar a cantaros mientras se arrodillaba en el suelo diciendo:

"¡DEBE HABER UNA SOLUCIÓN! ¡PODEMOS SALVARLO!"

   Ver aquella escena me provocó mucho miedo porque mi mente me decía que en algún momento iba a llorar así, de la misma manera o presenciar aquella escena que odiaba ver porque no me gusta ver llorar a otra persona. Es que en esos momentos no sé cómo actuar porque un abrazo no te hará nada y las palabras tampoco no sirven de nada, es por eso que sólo me quedo quieto mirando apenado a la persona que está llorando delante mío porque todo lo que haga será en vano y no calmará nada, tampoco me escuchará a lo que le diga porque estará pensando en aquella persona o lo que ocurrió y el dolor que tiene por dentro. Simplemente sólo tienes que estar ahí y no decir nada, callado pero estar, creo que eso es de mucha ayuda, bueno así soy yo, en ese sentido me cuesta mucho expresar mis sentimientos. Creo que son efectos del coma no lo sé, sólo tengo miedo, miedo por lo que me van a decir hoy pero debo entrar, ser valiente y entrar al hospital.
  Apenas entré a su habitación se dejó ver animada pues su saludo era más bien como si fuera estar enojada aunque no quería demostrarlo simplemente le había provocado enojo mi ausencia.