CAPÍTULO 32 "Best Friend"

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Segunda Temporada

Sofía estaba afuera de su casa esperándome con su perro Robin, yo había estacionado el auto de Fede en frente, Ibamos a ir a comer en algún restaurante por sobre la avenida pero decidimos quedarnos en su casa porque Doña Eva había salido y se quedaba a dormir en lo de su hermano. Sofía me invitó a cenar para que habláramos lo que había pasado en casa de mi novia con Eneas y los chicos. No quería que pensara cualquier cosa, yo solo quería que alguien me escuchara en esos momentos y Sofía sabía muy bien hacerlo. Tampoco quería perder la confianza que tenía con ella, y tampoco ocultarle y no contarle lo que Eneas sabía sobre mi. Ella sabía lo que yo pensaba y también se daba cuenta cuando estaba mal, cuando me sentía incómodo o triste, hasta cuándo mi saludo era diferente. Me encantaba tenerla como mejor amiga, siempre que me sucedían cosas o tenía que desatar mi bronca pasaba a verla porque sabía que ella estaba ahí para escucharme. En cambio Valentina, también me escuchaba y me daba unos excelentes consejos como novia, cómo hermana y como amiga, pero a veces no me entendía cómo lo hacía Sofía o simplemente me retaba y no me comprendía. Sofía me había llamado cuando me salí de la casa todo enojado y Valentina no lo había hecho, solo habíamos discutido.

- Hola Robin Pulgas - sonreí.

- No tiene pulgas - reí.

- Hola Bonita - sonrió sin mostrar los dientes.

- Fede tiene buen gusto con los autos - voltee.

- Aahh si... Se cree un Toretto conduciendo - río.

- O quizás tú te crees un Bryan O'Conner - abrí la boca indignado.

- Gracias Pulga fea - me burle, ella rodeó los ojos. Metí el auto en el garaje y Federico me había enviado tres mensajes a las 02:08 de la noche del sábado.

  Entramos y en la televisión estaban recordando a Coraje, el dibujito que veía de niño todas las tardes cuando volvía de la escuela y me sentaba con la chocolatada entusiasmado a mirarlo

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Entramos y en la televisión estaban recordando a Coraje, el dibujito que veía de niño todas las tardes cuando volvía de la escuela y me sentaba con la chocolatada entusiasmado a mirarlo. Quisiera volver a tener cinco años.


- ¡Ay mira! - mimó.

- ¡Increíble! - sonreí.

- ¡¿Tienes hambre?! - se fue a la cocina.

- ¿Tú tienes? - me saqué la campera.

- ¡Dale boludo yo te pregunté primero! - me senté en el sofá.

- Pero dime si tienes o no - Robin se sentó en mis piernas.

- ¡Hola amigo, hola! - le acaricié las orejas.

- ¡Yo si tengo hambre!, ¡¿Pedimos pizza?! - gritó.

- ¡Bueno dale! - mordí mis labios.

- ¡Encargala tú!, ¡ahí está el teléfono yo entro al baño! - gritó.

DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora