CAPÍTULO 34 "Solo una noche más"

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Segunda Temporada

En la mañana del domingo la señorita Gentile dormía a mi lado acurrucada como un gato toda dulce y tierna y aunque me gustaba verla dormir y parecía una princesa, necesitaba despertarla para que juntos conozcamos los resultados del test puesto que nos habíamos quedado dormidos. Teníamos tanta alegría de saber que posiblemente seríamos padres de lo contrario la suerte no estaba de nuestro lado ya que no íbamos a tener un hijo al parecer nos equivocamos y nos entusiasmamos antes de tiempo. A lo mejor no eran los momentos para formar familia aunque admito que lo deseaba mucho y quería que Valentina fuera la madre de mis hijos, pero es que con tan solo saber que tenía esos síntomas y que suponía la idea de ser papá tenía como impulso de amor y felicidad en mí hacia ella, sin embargo, el dar negativo nos había puesto tristes a ambos y verla así no me gustaba para nada que quise animarla suponiendo que no ayudarían mucho.

- Tenía la certeza que daría positivo ¿sabes? - apreté mis labios, respiró agobiada - Pero somos jóvenes... Aún nos quedan miles de intentos. No te sientas mal nena... a lo mejor es un presagio, no dudo que en un futuro serás una hermosa madre - Sonrió, tardó en contestar.

- Yo no tengo dudas de que estaremos juntos siempre, pase lo que pase - La tomé de las mejillas y la miré fijamente a los ojos.

- Quiero tener... Muchos hijos contigo - permaneció en silencio, bajó la mirada lentamente después la volvió a subir.

- Muchos - sonreímos a centímetros. La besé.

- ¡Pero tú cambiarás los pañales eh! - río - que con eso renegaras tú - abrió la boca indignada.

- Entonces tendrás que enseñarle matemáticas - levanté una ceja.

- Todo menos matemáticas - negué.

- Tranquilo, cuando tengamos hijos ya sabrás sumar - miré de costado.

- ¡Oye! - río.

Don Henry había estado llamando a Valentina y no nos habíamos dado cuenta de eso, de inmediato llevamos las últimas cosas al auto, cerramos con llaves y nos mandamos a mudar. La última noche en casa de mamá la habíamos dividido en tres partes: Diversión, Emoción y Desánimo. Las dos primeras pasaron rápido y solo la desánimo nos quedaba pasar, antes el aviso de "En venta" en la entrada colocamos y con las maletas en mano me detuve a observarla por última vez al estar parado en la vereda cerca del árbol. Había quedado hermosa y florecida no quería abandonar mi lugar natal, al apreciarla, respiré profundo, mojé mis labios y tragué saliva. Iba a extrañar mucho esa casa al igual que el lugar y los vecinos, el barrio y la plaza, al igual que el cyber y el jardín de la casa el cual miles de veces corríamos con mis hermanos cada verano cuando de niños realizabamos guerras de agua o partidos de fútbol con porteros hechos con las rocas que decoraban el jardín o la calle en dónde con nuestros amigos patinar con la skater y hacíamos competencias y trucos o aquellos juegos como las escondidas, jugar al ladrón y policía o cuándo con la familia cada treinta y uno nos preparamos animados y contentos para el comienzo de otro año con una espera tan ansiosa y bienvenida. Me llevaba todos esos olores y momentos en familia, quedaban en nuestros recuerdos diferentes momentos éramos felices y no lo sabíamos. Recuerdos imborrables, recuerdos que solo quedarían en nosotros y recuerdos que siempre íbamos a recordar. Sin mi madre no era lo mismo.

- Cuándo tu me digas amor - acomodaba sus maletas cerca del auto.

- Si solo... Dame unos segundos - miré las llaves al estar de espaldas a ella.

DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora