CAPÍTULO 14 "Parte de mi está escrito"

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  No habían sido muchos los vehículos que ingresaron esa mañana pues había tenido poco trabajo. A las 14:20 de la tarde caminaba con mi mochila hacia la parada para volver a casa y ver cómo estaba mi vieja, pero antes tenía que hacer una parada para cargar la sube que de venida le habían quedado $-11. Siempre podía viajar con lo justo pero esta vez no, y como en el trabajo me habían pagado las horas extras del día domingo pues decidí cargar la sube y depsdo comprar algunas cosas dulces que a mamá le gustaba tomar con mates en la tarde.
  Desde que ingresé a trabajar en la Shell siempre compraba y cargaba la sube en el minisuper que estaba en la esquina, pues la señora me conocía de vista y al parecer le caía bien porque siempre me saludaba simpáticamente al igual que su hija Sofía quién dejaba de hacer lo que hacía por atenderme cada vez que pisaba su vereda a las 14:30, Sofía también me caía bien parecía una buena chica.

  Era el único que ultilizaba el ómnibus de mis compañeros, los demás tenían vehículos o algunos llegaban en moto. Tampoco coincidían con mi domicilio porque vivían mucho más lejos que yo así que esa era otra escusa para no hacerme el pie hasta mi casa o cerca, en parte nunca había viajado en un transporte público y para ser la primer experiencia no era complicada en absoluto. Esta rutina de viajar con la misma gente todos los días se me estaba haciendo costumbre pero no me importaba.
  Doña Eva tenía una cola en la entrada y no podía tardarme ni un minuto más pues miré entre las cuántas personas que esperaban ser atendidas y la gorda me vió entremedio de las cabezas que estaban delante mío estirando el cuello.

- ¡Buenas tardes, Marianito!, ¡¿cómo estás?! ¡Ven pasa por aquí! - gritó desde la caja. Me acerque confiado ya que me había dado el permiso, no quería que las demás personas pensaran que estaba haciendo algún tipo de trampa y simule ser de la compañía. Ella lo había hecho también, no podía estar más agradecido con ella.

- ¿Cómo va lo del paquete? - fingió preguntar. Respondí como un excelente actor.

- Bien, los muchachos acomodaron todo - moví mis manos. Ella río y miró la computadora pues me acerque y ella hizo lo mismo.

- Buenas Doña Eva, sabe estoy buscando los alfajores de Maicena que le encargue ayer por la mañana y también necesito cargar la sube - apoyé mis manos en el mostrador y movía la derecha como si fuera a tocar una puerta de madera pero muy sutilmente. Ella comprendió rápidamente pues ayer en la mañana le había marcado para dejar encargados unos alfajores que me ofreció cuando salí de trabajar, ya que a mamá siempre le gustaron.

- Está bien corazón ya le digo a Sofía que te los alcance, veo que estás apurado. ¿Me permites la tarjeta? - dijo la gorda con la simpatía que siempre llevaba para todos lados.

- Muchas gracias Doña Eva no hay problema - asenté con la cabeza pues ella insistió y pegó el grito.

- ¡Sofia está Marianito en la puerta y yo tengo mucha gente…! - Sofía salió entre los estantes. Estaba controlando la mercancía.

- Hola Mariano ¿Cómo estás? Dime ¿qué necesitas? - se acercó con la pistolita de precios.

- Hola Sofía ¿cómo estás?, sólo vine a buscar los alfajores que había dejado encargados. No quiero quitarte tiempo veo que están a full - sonrió. Sofia era muy bonita y amable conmigo y cada vez que salía de trabajar ella estaba ahí en el minisuper.

- No es problema, ya sabes que contas conmigo para lo que sea y no te olvides que yo trabajo aquí - sonrió con la tarjeta en la mano. Se mostraba encantadora pero nunca me había dado cuenta que eran madre e hija pues no se parecían en nada.

DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora