CAPÍTULO 17 "No puedo perdonarte"

84 4 0
                                    

.

.

.

En la mañana del día siguiente ya los tratos eran fatales por decir alterados o malos, es que sinceramente no me había levantado de humor, ni siquiera tenía ganas de hablar. Básicamente todo me molestaba y si por alguna razón del universo alguien se molestaba conmigo sabía que no iba a ser una buena idea, no soy una linda persona al estar idiota o cansado.
Me desperté sobresaltado a causa de la pesadilla que estaba tendiendo antes de despertar o había pesadillado antes, cuestión que nunca había tenido aquel tipo de sueño en mi vida hasta aquel día el cuál jamás supe que se volvería uno de los peores para terminar por cagarme del todo la delicada y sutil tolerancia que aún se mantenía en mi. Pero es que no era justo o justo para mí, yo había estado años internado y ahora pasar por ésto, no me parece en nada justo. No entiendo la razón por la cuál nunca en mi infancia mi padre no nos habló de este tema si lo sabía, me parece absurdo la idea de que "eras muy pequeño para entenderlo", pero que es eso, de todas formas tenía que saberlo.
Luego de terminar de intentar entender a mi mente para lograr que captase el mensaje que durante esa mañana no lo había hecho, decidí ir al lavabo para lavarme la cara porque si tenía otro pensamiento mi cabeza iba a explotar así que para de alguna manera olvidar aquellos pensamientos, mojé mi cara y mi pelo al igual que mi cuello. Estuve apreciando mi rostro en el espejo por unos minutos y como en la casa de mi novia tenía algunas cosas mías como algo de ropa, el cepillo de dientes y unos cuántos perfumes pues lavé mis dientes después de secar mi cara con la toalla. Fuí al armario y tomé ropa y un desodorante que no era el Rexona ya que ese lo había dejado en casa puesto que al terminar de cambiarme simule estar limpio cuando básicamente me había cambiado de ropa nada más, no tenía tiempo para bañarme o quizás en la tarde pero ahora quería ver a mi madre.
Bajé por las escaleras y para la hermosa y vergonzosa sorpresa, toda la familia Gentile estaban desayunando en la sala pues había sentido un poco de intimidad, supongo que sí te pasó me estarias entendiendo a lo que voy. Estefanía me preparo café al antes ofrecerme que iba a tomar, bastó un simple gracias para desaparecer por la cocina eso es ser una buena empleada.

- Buenos días - murmuré con la voz un poco ronca y todos me saludaron al mismo tiempo.

- ¡Buenos días!.

Nunca lo pensé pero era raro aquella expresión ya que sabía que no iban a ser buenos días verdaderamente o almenos para mí, aunque admito que la familia Gentile lo naturalizaba todo y siempre buscaban encajar pues si lo hacían.
Al sentarme junto con ellos besé a mi novia y le revolvi el pelo a Titi pues Eneas milagrosamente se encontraba en casa, creo que el horario era milagroso ya que era en dónde podía permanecer en la casa pero luego sabías que al terminar de salir el sol huía sin dejar rastros, Ami me daba igual su presencia pues sabía perfectamente como ignorar lo manejaba muy bien.

- Que onda Eneas - indique con la cabeza como muestra de un saludo.
Admito que alguna vez me había caído bien para ser como era pero siempre supe que yo a él no, entonces trataba de simular delante de sus padres y también para no parecer un grosero pero es que no tenía chances de ser amigable una vez o almenos conmigo pues me daba igual, de todos modos no era por él por el cual iba a la casa a quedarme a dormir asi que lo demás no me importaba mucho.

- Todo bien - apenas sopló. Era bastante engreído o así lo asimilaba yo quizás era conmigo con quién tenía aquel comportamiento pues era obvio que sus padres nunca iban a confesarmelo.

Sonreí y por unos minutos estuvimos en total silencio sin descuidar el sonido de las tazas de té. La señora Irina y su marido se levantaron de la mesa porque tenían que ir a trabajar, antes de retirarse se encargaron de que todo estuviera en orden y luego de verlo así decidieron saludar y se fueron. Luego el más pequeño se fué de la mesa porque tenía que ir al jardín, quedando ahí solo la adolescencia, bueno, eran más grandes que yo pero eso no importaba.
Valentina se había ido al baño a maquillarse pues asumí que se demoraría un poco y aún no terminaba mi café, esos primeros minutos fueron absoluto silencio en la mesa pues él estaba atento al celular y no hacía por decir ni hacer nada que en parte lo entendía porque yo tampoco tenía ganas de hablar. Aquella vez fue la última en la que de alguna manera podíamos soportar estar bien por así decirlo, es que no nos habíamos reconocido o no queríamos hacerlo. Lo único que pasó mientras permanecimos en la mesa fué que una persona lo había llamado, la cuál, parecía una mujer, se podía escuchar una voz femenina. Él había contestado sin vergüenza pues yo había escuchado toda la conversación, ya que el silencio me lo permitía, al parecer estaban hablando de otra persona que conocían y la cara del hermano mayor de Valentina se tornaba simpática al apreciar su sonrisa. Es que al parecer disfrutaba aquel momento que de cierta manera me había resultado un poco rara su actitud pero finalmente entendí porque lo había hecho, también con quién había estado hablando en frente de mí en la sala del comedor aquella mañana.

DIME QUE SOY UN PSICÓPATA© ✔️[Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora