Capítulo 32: Real

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Una tormenta había empezado más o menos desde que llegamos. Desde que era pequeño me asustaban las noches así.

Jin hyung ahora estaba conmigo, pero no podía ser tan egoísta como para pedirle que deje a los niños y me abracé a mí, definitivamente no. Solo queda ser fuerte, cerrar bien los ojos y esperar a que termine pronto.

Llevo dos horas en esta misma posición, hecho ovillo. Dos horas en las que vengo pensando lo mismo, no puedo dejar pasar la oportunidad de nuevo.

Tengo que aprovechar esta situación, ahora que estoy bajo el mismo techo de Yoongi hyung. Si, es lo que tengo que hacer.

Traté de no moverme mucho cuando me levanté de la cama, apenas di dos pasos.

- ¿Jimin a dónde vas? – Jin hyung tenía el sueño ligero.

-Voy....al baño, duerma de nuevo hyung, no es nada - tuve que esperar a que pasaran unos minutos para poder mover otro músculo.

Esta vez con más cuidado y valor salí de la habitación.

En mi mente esta había sido una buena idea hace un rato, pero ahora no sabía siquiera en qué dirección ir.

Caminé por el pasillo hasta que me topé con dos hombres, ambos vestidos de negro y más grandes que yo.

Traté de idear algo creíble en esos cinco segundos que me llevaron hablar.

-Necesito hablar con Suga, pero no se en donde se encuentra ¿Me podrían decir por favor? – intenté decir lo más estable posible.Como Yoongi hyung me había enseñado en estos casos.

-Es uno de los invitados del señor Suga- se dijeron, ambos me miraron un par de segundos antes de responderme – Sígame – uno de ellos me guió hacia el lugar y me dejó ahí, indicándome que detrás de esa puerta estaba el señor Suga.

No supe cuanto tiempo me quedé parado detrás de esa puerta, pero lo que sí supe es que en medio de eso me puse a llorar de nuevo.

Era cobarde, no podía decirle lo que sucedió sin que me trabara y me bloqueara con recuerdos de ese día.

Estaba aterrado de que no me creyera, que pensara que solo era una mentira para no perderlo.

Porque esa vez todo estaba en mi contra, y yo, yo entendería si no lo hacía.

Pero tenía que intentar, aunque sea una última vez. Siempre sería una ultima vez.

Con mi mano temblorosa tomé el pomo de la cerradura y entré, pero lo que hallé fue nada, no había nadie ahí dentro.

Camine al centro de la habitación, veía botellas vacías, pero nada más.

-Vienes a atormentarme como cada noche ¿Verdad? Ya te habías tardado – me quedé parado, quieto, no sabia de donde salía esa voz. Pero, sin duda era la voz de mi hyung.

Lo vi aparecer desde una esquina y acercarse, no deje de derramar lágrimas incluso cuando lo tuve parado frente mío. Me di cuenta de que no estaba en sus sentidos, en su aliento pude sentir el olor del alcohol.

-Aunque seas un castigo de mi retorcida y perturbada mente - sentí sus manos sobre mis mejillas y yo puse las mías sobre las de él. No quería, no me importaba si creía que era irreal mi presencia, solo no quería que dejara de acariciarme así.

-Aunque seas solo eso, el alma se me desgarra de vergüenza. Me siento la peor mierda del mundo por haberte tratado así- Yoongi me soltó, pero yo negué rápido.

Me escondí en su cuello cuando lo abracé, si me alejaba, lo volvería a hacer, una y mil veces volvería con él.

Sentí mi cuerpo vibrar cuando me devolvió el abrazo.

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