Capítulo 16: Señor Kim

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Ya había amanecido, desperté sin necesidad de que alguien interrumpiera mi sueño. Estaba abrigado por su saco, de nuevo. Mentiría si dijera que no me provoca nada que lo volviera a hacer. Eso y que la prenda oliera a él, era vago, pero aun de podía percibir.

Su presencia me hacía sentir tranquilo y nervioso al mismo tiempo. Extrañamente me transmitía poder, pero no un poder que logré intimidarme al punto de asustarme y dejarme paralizado. Era una clase de fuerza que me hacía creer que él podría cuidarme, pero que al mismo me hacía saber que debía tener cuidado con lo que hacía. Me hacía sentir intrigado por él, un hombre que ofrece ayuda sin algo a cambio, tendría que ser un pan de dios o tendría una muy buena razón y un interés más profundo detrás.

No quería, no debía seguir explorando todas las sensaciones que me provocaba, mientras me reprendía mentalmente una incertidumbre se iba instalando en mi pecho. El recuerdo de lo último que lo escuché decir anoche aún permanecía en mi mente.

¿Por qué hago si quiera esto? ¿Qué es lo que espero? ¿Qué RM sienta lo mismo que yo? Sonaba a chiste, sonaba a un muy cruel chiste, y esa era mi miserable realidad. No pensaba en el querer a alguien ni siquiera cuando tenía libertad, y vengo a hacerlo ahora. Un prostituto que gusta del primer hombre que le tiende la mano, que le ofrece lo que tanto anhela, que se quita la prenda para abrigarlo. Simplemente absurdo y hasta irónico diría yo.

Que guste de mi...no puedo pensar si quiera en esa posibilidad, yo no tengo nada para que el si quiera me mire de una manera diferente. El solo me ayuda, me vio desesperado y me ayudó para que no le pesara la conciencia seguramente. Fui yo el iluso que creía que lo hacía porque pensaba que era diferente. ¿Yo diferente? ¿Que podría tener de especial yo aquí dentro? Todos aquí servíamos para lo mismo, complacer y a los que ya no eran útiles se los llevaban de aquí y no los volvíamos a ver. RM planeaba ayudar a todos, no solo a mí.

Solo puedo mantener en mi mente el deseo de que logré su cometido, que cumpla su promesa. Yo le serviría, buscaría serle útil para que eso sucediera. Así yo saldría de aquí y me ocuparía de buscar a mi bebé, de tenerlo de nuevo a mi lado cueste lo que cueste. Además, están mis nuevos hermanitos, si ellos lo quisieran así, los llevaría conmigo, ya veríamos la manera de salir adelante juntos.

No seas ridículo Jin. Esto no puede ser, ni siquiera si se hubiesen conocido en otras circunstancias. El un hombre rico y tú, el pobre. Parecía novela, solo que, en la vida real, situaciones así no tendrían finales felices. Tienes que ser sensato.

-Jin – vi a Suho en la puerta del cuarto- El líder Kim quiere verte en su despacho – dijo e ingresó. Yo me senté y arrugué el saco de RM entre mis manos.

-Ve con cuidado, no está de buen humor desde ayer. BamBam lo acompañó y no la pasó bien.

Yo solo asentí, y me levanté para darme una ducha antes de ir. Colgué el saco con cuidado en el armario. Vi como Suho salió antes de que yo ingresé al baño.

Al señor Kim le gustaba que use prendas claras de crepé o satén, incluso había traído ropas que él dice que compró especialmente para mí. Cuando estaba frente a él, a veces solo se me queda viendo por un buen rato y luego me pedía que me fuera. Más que el asco que me nacía cuando me violaba, era el miedo lo que me paralizaba. Si bien podía fingir, disfrutar los encuentros con los clientes. Con el señor Kim tenía que tener sumo cuidado, de un momento a otro, podía entrar en ira diciendo que yo no lo disfrutaba tanto como él y se ponía violento. Ya me había golpeado, diez cachetadas cada vez que se enojaba, me hacía contarlas y luego se quedaba observando mi rostro con horror. Se ponía de rodillas frente a mi pidiéndome perdón. Cada vez que lo hacía se disculpaba y prometía no hacerlo nunca más, hasta que se repetía y me culpaba por su descontrol.

Magic Shop - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora