Capitulo 23.- Maddison Scott

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_________ "Doce" Anderson

Era lunes y comenzaba la escuela, eso significaba una sola cosa: problemas a la vista.

No mentiré al decir que me moría de los nervios.
En toda la noche no había podido conciliar el sueño pensando en lo que ocurriría en ese infierno, que era como lo llamaba mi hermano.
¿Y si alguien me descubre? ¿Y si no logró encajar con todos ellos?

De acuerdo, ahora me arrepiento de haber deseado salir al mundo real.

— ¡______, vámonos ya! ¡Se nos hará tarde! — grito, James desde abajo.

Tomé mi mochila y la colgué en mi hombro. Di una última mirada al espejo y suspiré con pesadez, arreglando mi chaqueta de mezclilla. Bien, estoy lista. O no tanto.

Salí de mi habitación sintiendo ya los nervios invadirme, y cada paso que daba era mas pesado de dar.

En la sala estaba James junto con Eddie y mamá, ellos al escuchar mis pasos bajar, de inmediato clavaron la vista en mi.

Mamá parecía a punto de romperse a llorar.

— ¿Es normal que tenga ganas de vomitar?

James rió.

— Es normal el primer día — aseguró, él con una sonrisa — luces bien hermanita, ¿Verdad, Eddie?

Mi amigo seguía sin quitarme la vista de encima, pero asintió repetidas veces

- Te ves muy bien - soltó una risita nerviosa - Bonita...

Sonreí.

— Gracias, Eddie — volteé a mamá, que ahora lloraba en silencio — oh, no, por favor no llores.

Ella se acercó a mí, y me envolvió en un fuerte abrazo, mientras su llanto aumentaba

— Nunca creí que algún día llegaría este día — sollozó — estás tan grande y tan hermosa.

Mi cara enrojeció al notar la expresión enternecida de Eddie. Mamá me apretaba contra su pecho, mientras daba palmaditas en mi espalda.

— Mamá...

— Estoy tan orgullosa de ti, cariño.

Al escucharla decir eso, mi corazón se ablando y el sentimiento fue contagioso.
No era común que alguien me dijera algo así.
Y entonces comprendí que unas sencillas palabras pueden significar tanto.

Le correspondí al abrazó conteniendo las lágrimas, mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios.

— Gracias, mamá — hablé.

Ella dejo un corto beso en mi coronilla, y al cabo de unos segundos se separó de mi, dejando solo sus manos sobre mis hombros.

— Destrozalos, linda — me animo — pero no literalmente.

Reí, limpiando mis húmedas mejillas.

— Claro, lo haré.

— Cualquier cosa puedes llamarme — siguió hablando, mientras me dirigía a la puerta — si no te gusta la escuela, iré por ti. James, Eddie, por favor, que no se meta en problemas.

Sweet Things (Richie Tozier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora