Un toque en mi hombro hizo que me removiera fastidiada, quería seguir durmiendo y no me dejaban en paz, sentí otro toque y está vez me sacudieron por los hombros.
–Quien quiera que seas, si no te detienes juro que te golpeare.
Escuché una risita y los toques disminuyeron.
–Tu padre vino a avisar que el almuerzo está listo.
–Cinco minutos más.–Me giro quedando boca abajo, suelto un suspiro volviendo a dejar que el sueño se apodere de mí.
–Lía, vamos, tengo hambre y la cabeza me duele.
Alex vuelve a pincharme con su dedo en mi hombro y abro un solo ojo.
–Ve tú, yo quiero seguir durmiendo.
–Son las dos de la tarde, no quiero ir a comer sin ti, vamos, te llevo alzada.
Alex volvió a zarandearme y decidí levantarme, entré al baño y me lave la cara junto con los dientes, después me subí a la cama para poder montarme en la espalda de Alex, él salió conmigo de la habitación y cuando llegamos a la cocina me bajé de su espalda y me senté junto a mi padre.
–¿Buena la fiesta?–Mi padre me mira con una sonrisa de burla.
–Sí, no supe ni a qué horas llegamos.
La risa de Alex llama mi atención, él traga la pastilla para su dolor de cabeza y empieza a comer como si su vida dependiera de eso.
–Come despacio o te dolerá la panza.–Madison mira a mi mejor amigo y lo señala con el dedo.
–Tienes razón, pequeña Mad.
Alex come más despacio y mi hermanita asiente feliz. Empiezo a comer de mi plato y el sabor del pollo me hace sentir mejor, aunque no tengo dolor de cabeza por todo lo que tomé anoche, el hambre que empecé a sentir apenas entré a la cocina, era de muerte. Pasé toda mi mirada por la cocina y no vi a Natasha.
–¿Dónde está, Natasha?
Mi padre sin mirarme, responde.
–Esta con su amiga, creo que se llama Úrsula.
–Ah.
Cuando terminamos de comer, me fui a sentar en el sofá, Alex se acostó apoyando su cabeza en mis piernas, Madison estaba en el patio jugando con mi padre.
–Me siento tan cansado.–Miro a mi mejor amigo y con mis uñas acaricio su rostro.
–Te ves terrible, amigo.
–Nada puede quitarme lo hermoso, así que no me mientas.
Una risa sale de mí al oírlo, Alex aveces puede tener un ego enorme pero nada insoportable.
–Claro, ve y mírate al espejo, me cuentas si sigues pensando eso.
–Tonta.–Alex me saca la lengua y yo hago lo mismo.
–Más tonto eres tú.
Ambos reímos y el sonido del teléfono de la casa nos interrumpe, me levanto para contestar y la voz de Peter, el padre de Alex suena en la línea.
–Hola, señor Peter.
Alex me mira un segundo y después se pasa las manos por la cara.
–Hola, Lía. He tratado de hablar con mi hijo pero no me contesta.
Mis cejas se arrugan y miro a Alex, pero este no me mira.
–Sí es que llegamos tarde y hasta ahorita vamos despertando.
ESTÁS LEYENDO
Sálvame
Teen FictionEl futuro que le espera a Lía no será nada fácil, ella intentará proteger a su hermana y no dejará que la renten a aquel lugar al que su madrastra la obligará a ir tomando el puesto de su hermanita. Lía buscará la forma de escapar llevando con ella...