Capítulo diecisiete.

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Una semana después.

Una semana estuve en el cuarto encerrada, esperando que golpes desaparecieran totalmente de mi cuerpo. Algunas pequeñas cicatrices habían aparecido, pues aquel hombre de tantos golpes me reventó la piel, Abigahil siempre volvía al cuarto de vez en cuando para saber como estaba. Natasha iba y venía solo para recordarme que estaría aquí por un buen tiempo.

-Esta noche te toca bailar-Úrsula me señala y arroja un traje blanco transparente-Las quiero bien sexys, sensuales, listas para conquistar a los hombres y su dinero.

Solo asiento guardando las ganas de responderle, en otra ocasión lo habría hecho. Hace unos día lo hice y recibí más golpes, si seguía así a este paso no lograría luchar por Madison.

-¿A mi qué me toca hacer?-Preguntó Abi.

-Bailaras con ella, así la guiaras. Pero si algo sale mal, la culpa será tuya.-Úrsula le tira otro traje igual al mío pero el de ella es color rojo.

Cuando la pelirroja se fue ambas quedamos en silencio, últimamente no me apetecía hablar.

-Nos irá bien, yo te ayudaré-Abi toma mi mano y sonríe un poco-Ensayaremos antes de que caiga la noche.

-Esta bien.

Me centré en observar a Abi, ella posó sus manos en en su cabeza y empezó a moverse, sus caderas iban y venían en movimientos sensuales. Cuando terminó me invitó a pararme a su lado, lo hice acercándome lentamente, seguí todos los pasos lo más coordinado que puse aguantando las ganas de llorar, quería ser fuerte, por mi y por la pequeña rubia. 

Cuando la noche cayó todas salimos a los pasillos, Natasha y Úrsula salieron de la oficina y nos miraron a todas. Mis brazos estaban cruzados tratando de cubrir mis pechos que se notan por la tela transparente que llegaba hasta mi cintura la parte de abajo son unos pantis igual de transparentes que solo cubrían menos me media nalga.

-Las que bailarán esta noche las quiero bien coordinadas, no quiero errores hoy viene un hombre poderoso y quiero que conquisten su cartera. 

-Sí señora.-Responden todas.

-¡A trabajar!-Todas empezamos a caminar hasta que un agarre en mi brazo hace que pare-Si cumples bien con tu trabajo puede que te deje ver a la mocosa.

Me giro para verla y me suelto de su agarre. 

-Esa mocosa es tu hija y lo haré, no te preocupes.

-Vete.

Natasha me empuja y me voy de ahí.

El lugar se llenaba con el paso del tiempo, el barman hoy tenía un ayudante gracias a la cantidad de gente que venía para vernos bailar o simplemente tener sexo con una de nosotras. 

Cuando subí a la tarima todo se puso oscuro, la mano de Abi tomó la mía y me guió hasta el tubo.

-Concéntrate en ti misma.-Dijo en un susurro.

-Haré lo que pueda.

Las luces se encendieron y I Seed Red empezó a sonar, conocía esa canción por Alex. Mis manos bajaron por mi cuerpo para después rodear el tubo, en mi mente solo pasaban momentos felices que tuve en mi vida y las ganas de salir corriendo aumentaban más y más, cuando moví mi cabello con mis manos los silbidos y aplausos se hicieron oír por todo el lugar. Las piernas me temblaban y los píes me dolían por los tacones de aguja, cerré los ojos un momento mientras caminaba hacía uno de los hombres y cuando los abrí me sorprendí al ver a uno de los amigos de Trevor y Aedus, lo recordaba por las veces que fui a jugar con ellos junto a Alex. Él me miró por unos segundos, mis manos pasaron por sus hombros y acerqué mi rostro al de él, rocé sus labios y me separé, miré de reojo y vi a Abigahil con un señor de más edad. Cuando volvimos a la tarima nos sentamos en unas sillas, más movimientos iban y venían, los gritos de hombres se escuchaban cada vez más fuerte y cuando la canción acabó todo volvió a oscurecer. 

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